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Voto de Vertigovision:
5
Ciencia ficción. Fantástico. Intriga. Terror Graham Hess (Mel Gibson) es un pastor protestante viudo que vive con sus dos hijos (Rory Culkin y Abigail Breslin) y con su hermano Merrill (Joaquin Phoenix), una antigua estrella del béisbol que trabaja en una gasolinera. Tras la muerte de su esposa en un accidente de tráfico, Graham pierde la fe y, en consecuencia, abandona a sus feligreses. Una mañana, al despertarse, se encuentra con que sus hijos han hecho un descubrimiento ... [+]
30 de abril de 2006
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película curiosa y con una forma muy anormal de abordar un tema, además de contar con una dosis de entretenimiento muy sustancial. Me explico.
Evidentemente esta película es un intento claro por parte de la productora de explotar comercialmente la fama del director como especialista de películas de suspense-intriga. Shyamalan escribe sus propios guiones, esto dota a todas sus películas de una mayor autoría y personalidad, al estilo de grandes cineastas. Sus historias tienen todas tienen una dualidad; son historias por un lado con un componente paranormal o fantástico, y por el reverso una historia humana en forma de drama personal. Ahora bien, no sabría decir que es lo que predomina en Shyamalan; ¿son dramas con un fondo fantástico? O ¿son películas de temática paranormal con una pizca de drama humano? En mi humilde opinión esta dualidad satisface dos necesidades del cine; primera la de resultar un producto económicamente rentable, por ello necesita del ingrediente fantástico, y la segunda hace referencia, sólo en algunos casos, a una necesidad de desarrollo creativo y meditación visual de las inquietudes del creador o director.
Shyamalan consiguió la receta mágica que le ha permitido desde entonces dar rienda suelta en sus guiones a sus hondas preocupaciones metafísicas, como son la búsqueda de Dios (los primeros amigos 1996 su primera película), la felicidad personal y familiar desde la aceptación de uno mismo (El protegido, 2000), la búsqueda de la fe en un ser supremo en las pequeñas coincidencias de la vida (Señales, 2002), o bien la fuerza del amor para derribar las barreras del miedo (El bosque, 2004).
Lo que ocurre en Señales, es que a pesar de tener la originalidad del guión, dada la forma de tratar una invasión extraterrestre, el tema de fondo es muy poco cinematográfico. Quiero decir que está tratado de forma muy poco visual, porque el conflicto personal del protagonista sólo se trasmite en diálogos forzados dentro de escenas-interludio dentro de la acción principal, la invasión extraterrestre. Y con esto quiero decir que el cine es lenguaje en imágenes, con apoyo de la palabra, y a este nivel Shyamalan no tiene la suficiente destreza narrativa cinematográfica para poder trasmitir visualmente el conflicto personal. No quiero decir que no sepa hacerlo, sólo digo que en esta película no sabe o no supo hacerlo mejor. La forma final que configura la película es excesivamente pueril y simplona, debido a esto resulta ser la película más inmadura de su autor.
Todos nosotros tenemos unas debilidades, y estas cuando se acentúan se convierten en vicios, y no en virtudes. La debilidad de Shyamalan es su escritura en forma de fábula y cuento, pero cuando este aspecto narrativo cae del lado de la puerilidad y niñería se convierte en un vicio. Contar un cuento con un fin moralizante no impide tratarlo de forma adulta. Los buenos cuentos son adultos y gustan tanto a pequeños como a mayores; este cuento de Shyamalan es un mal cuento.
Vertigovision
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