Película autobiográfica de Almodóvar que retrata su relación con el cine en un mundo donde lo tradicional cobra sentido desde un punto espacial y social.

El choque de valores propio de las distintas generaciones se siente como una mirada hacia el pasado, un reencuentro con las emociones sentidas y exaltadas por el personaje que da vida Antonio Banderas. Con un metalenguaje del cine y una sensación documental de los hechos que ocurren, la película se esfuerza en aplicar a la nostalgia un sentir localizado en la trayectoria del cineasta. Es una oda hacia todos los sucesos que dieron vida al talento del director.

De esta manera el personaje se acerca a la impresión que se quiere tener de Almodóvar, formando de todos los hechos que acontecen a lo largo del filme una mirada empática hacia las emociones y los pensamientos descritos en cada aspecto de la trama. La naturalidad de los personajes es otro de los puntos a favor que tiene la obra, intensificando ese género autobiográfico propuesto. En ciertos momentos incluso el uso técnico de los colores también muestran impresiones de lo que se está narrando.

Servidor ha visto sólo dos películas de Almodóvar, pero con el tiempo es probable que la afirmación a priori que suscita que esta producción es indispensable para enmarcarse en la vida y obra del director pueda tener más cabida con el paso del tiempo. Emociones a flor de piel y un relato que irradiará en el espectador por su cariño y su sentimentalismo, con un elenco actoral que logra transmitir esa visión documental de las vivencias vitales del director.