Tras el éxito de "El árbol de la vida", Terrence Malick aplicó el mismo tratamiento a este drama romántico que recorre la difícil relación amorosa entre un inspector medioambiental de Oklahoma y una bailarina ucraniana afincada en París. El autor presta atención al silencio de Dios a través del personaje de un sacerdote católico cuyas preguntas sin respuesta conectan con las de la pareja protagonista.
Dicho argumento, intrascendente sobre el papel, en pantalla se convierte en una sinfonía poética gracias a la fotografía de Emmanuel Lubezki y a la banda sonora, donde brillan las piezas de Rautavaara y Górecki. La sublimación de la obra de Malick, una película que se aleja de toda convención formal y nos regala los planos más bellos filmados del Mont Saint-Michel.



"El amor que nos ama... Gracias."