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Voto de The Wild Side:
7
Terror Jamie Lee Curtis regresa a su icónico personaje Laurie Strode, quien llega a la confrontación final con Michael Myers, la figura enmascarada que la ha perseguido desde que escapó de la matanza que él cometió la noche de Halloween de hace cuatro décadas. Nueva entrega de "Halloween", secuela directa de la original de 1978. John Carpenter (creador de la original) es el productor ejecutivo. (FILMAFFINITY)

29 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de la historia del cine se han intentado retratar algunos rasgos y trastornos de la personalidad que dotan a la trama con una pizca de verosimilitud con las alteraciones más mediatizadas y conocidas de la psique. Desde Psycho (1960) y los trastornos disociativos (relación que ya se mencionó en un texto anterior), Gone with the wind (1939) y el trastorno de la personalidad histriónica o el trastorno límite de la personalidad y Girl, interrupted (1999). Esto sale a flote principalmente por dos situaciones: 1) Al borde del terror colectivo mexicano desatado por el ahora globalizado ‘Monstruo de Ecatepec’ donde conviene analizar la perspectiva criminal; 2) y, al adentrarnos en la mente de un asesino serial, varias son las teorías del comportamiento que intentar profundizar en los motivos que incentivan la mente humana. ¿Qué pasaría si simplemente un pequeño escolar naciera con el yugo de la maldad? Ahora, relacionado al trastorno de la personalidad antisocial, un pequeño Michael Myers (Halloween, 1978) aparece desde la primera mítica escena con rasgos psicópatas (con el inicio precoz, la frivolidad, carencia de moralidad y remordimiento que afortunadamente John Carpenter tuvo la decencia de no ahondar en este ámbito como desafortunadamente lo intentó realizar Rob Zombie en Halloween del 2007) que posteriormente termina con rasgos psicóticos en esta nueva entrega a manos de David Gordon Green, esta vez bajo la tutela del mismo Carpenter y Jamie Lee Curtis.

En la era de los remakes, este nuevo largometraje de la ondulante saga que sigue a Michael Myers (con cerca de una decena de filmes) se centra nuevamente en la relación de éste con Laurie Strode, aquella niñera que logro de manera improvisada escapar del filo de Myers. Ahora, 40 años después se ha estado preparando para el inevitable desenlace por la supervivencia en forma de un claro homenaje a la primera entrega desde los créditos iniciales con la misma tipografía y con la mítica banda sonora hasta algunas escenas, diálogos e incluso el tambaleante final.

Ante la maleable e inocente consciencia de un niño y su libre albedrío, la psicología menciona que a partir del goce estético cualquier infante trastornado sería capaz de dominar sus impulsos alterados, pero ¿qué sucedería si el niño contempla un asesinato como una obra de arte, tal como la hace Myers al inclinar la cabeza para observar su transgresión? Una de las principales diferencias que subyace esta secuela es la desordenada serie de homicidios relacionado con el cambio al diseño del personaje. Aumenta la brutalidad desde el primer asesinato. En el primer filme pretendía ser el guardián contra la impureza de sexo y ahora radicalmente pasa a ser el verdugo de la inocencia para sellar su frívola maldad. El guion trastabilla en las incoherentes y múltiples historias que solo atenúan la tensión entre los personajes principales perdiendo la relación de la causa del desato del mal y las tres generaciones que pretenden ser un reflejo simbólico de melancolía pero que carece de importancia en la entrega, incluso en la subversiva intención de exaltar la participación femenina.

Los grandes atinos de esta secuela que equilibran la balanza con lo antes mencionado son la tensión mantenida que sigue la búsqueda de cada uno de los protagonistas y su encuentro, así como los ingredientes esenciales del dogma del slasher, la participación de la consagrada Jamie Lee Curtis y múltiples escenas que logran estremecer la piel (véase la escena que concluye con el rostro de una mujer mirando por las persianas de la ventana con un cuchillo que le atraviesa la garganta) o con encuadres sin explícita violencia que no parece necesaria ante nuestra infinita imaginación. Sin duda esta saga renació una vez más, consolidando uno de los personajes que más puede crear terror.
The Wild Side
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