La he vuelto a ver y siempre me ocurre lo mismo con esta llamada indiscutible obra maestra.
Hay algunos momentos en la historia y en el guión que me la hacen tramposa y poco creíble:
El policía insobornable, que se ve metido en un caso de alta corrupción policial, política.
Hasta que no ocurre el primer asesinato que va dirigido a él.
El primer punto de inflexión real de la historia, lleva ya más de media hora.
Y después lo desposeen de su placa por seguir siendo honrado. No me resulta creíble.

El segundo punto de inflexión importante, la famosa escena de café y a partir de ahí, vía libre porque ella le ayudará. La novia del matón. Aún menos creíble.
Forzadísima, la escena que ella corre a buscarlo, al salir del bar, despechada y con ganas de meterse en sus sábanas.

Todo eso sí, muy bien contado.
Gran ambientación y correctos los actores principales.
Sobre estimada por la crítica, me lo pareció hace un puñao de años y ahora más.

Ojito, es una buena historia de cine negro, con ritmo y algunas secuencias memorables.
La fotografía de las mejores de cine negro de la historia.

Aún así, con ese final feliz tan made in hollywood.
El guión tiene demasiados puntos flacos.
Por más que Lang, la rodará con ritmo y tratando de imprimir su impronta.
La brutal corrupción de las altas esferas es tocada con superficialidad.
Y es lo más valioso del filme.
Más que la decidida e implacable venganza del buenazo de Bannion.

De hecho, se inspiró en una noticia real de finales de los 40', en Filadelfia.
A pesar de estos peros. Un clásico del cine negro de los 50'. Sobrevalorado. A mí modo de ver.