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Voto de Soñador compulsivo:
7
Terror Tercera entrega de la saga Paranormal Activity. Se remonta hasta 1988, cuando las hermanas Katie y Kristi eran solo unas niñas y tienen su primer encuentro con lo sobrenatural. (FILMAFFINITY)
21 de octubre de 2011
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película de Paranormal, es digna de estudio, no por su efectividad (que la tiene, sin duda), ni siquiera por la adrenalina que obliga a segregar cuando ese ente informe nos persigue, golpea, arrastra... Si no por que su fórmula, que viene intacta desde la primera película, ha resultado matemáticamente eficiente.

Que una película tan aventurada como Paranormal Activity, cuente con dos hijas de una efectividad no solo equiparable, si no completamente arrolladora, es algo contradice toda la lógica de secuelas. Esta tercera parte es descarada en su intento por exprimir la maquinaria del dólar, repite esquema y propuesta, (terror en lo cotidiano de orden creciente), y a pesar de conocer sus intenciones antes de que llame a la puerta, no es posible despegarse de ella, no es posible controlar los mecanismos fisiológicos del miedo más básico, que de forma natural desencadena esta bomba de tensión.

Han sido listos, la primera película dejó a parte del público frío (no fue mi caso, he descubierto que de bravo y valiente tengo bien poco), aderezaron la segunda película con inteligente reiteración y deliberada contundencia. Pero la división de opiniones fue similar. La nueva hija de Paranormal es meritoria en romper los tiempos muertos con ingeniosas ideas (lo de la cámara móvil es un prodigio de la tensión), a las órdenes de un montaje que es pura dinamita. A eso le añade una fenomenología mucho más obvia y agresiva y una cámara menos interesada en justificar su presencia, que en hacer las veces de montaña rusa de nuestras pesadillas. De hecho hay reminiscencias a la española “Rec”, en la cámara maldita que se adentra en esa oscuridad de la que queremos escapar, en las últimas escenas y en toda la parafernalia argumentativa (el elemento más pasado de rosca de la película, también el que menos me interesa, cuando la fantasía grotesca aplasta a la fenomenología paranormal... aunque el ensamblaje argumental no deja de ser ingenioso).

Las historias de fantasmas de la factoría siempre me han cargado un poco, sin embargo me absorve esta perspectiva del fenómeno físico, tan aplicable a cada uno de nuestros días... y sobre todo, a cada una de nuestras noches... y sí, esta es otra vuelta de tuerca. Ojalá fuesen así todas las vueltas de tuerca.
Soñador compulsivo
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