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Voto de Llámame Pepe:
9
Drama Oskar Schindler (Liam Neeson), un empresario alemán de gran talento para las relaciones públicas, busca ganarse la simpatía de los nazis de cara a su beneficio personal. Después de la invasión de Polonia por los alemanes en 1939, Schindler consigue, gracias a sus relaciones con los altos jerarcas nazis, la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, cuya explotación le hace prosperar rápidamente, ... [+]
23 de septiembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al principio pensé que lo del blanco y negro era porque el protagonista estaba recordando una especie de flashback... Un flashback de 3 horas sobre cómo la humanidad puede llegar a odiarse a sí misma.

Un miserable como yo no tiene palabras para expresar las emociones que transmite la película, ni el buen nivel de las actuaciones, las imágenes y la música... Causa pavor imaginar la posibilidad de que en cualquier momento un soldado de las SS entre en tu habitación del gueto y te mate sin darte tiempo ni a despedirte de tus hijos.

Innegablemente, el film es una historia bella y una mirada al pasado totalmente necesaria, digna de proyectarse en todos lo institutos para abrirle los ojos a las mentes más nuevas.

Pero aún así, no es oro todo lo que reluce:

Tras dos horas de masacre, los judíos ya casi te dan igual, por no decir que el hecho de que se salven sorprende más que el hecho de que les maten. (Quizá ese sea el objetivo)
Liam Neeson, aunque impecable, parece estar interpretando a un personaje con autoconfianza infinita, al cual el hecho de que le metan en el calabozo, proteja a judíos, se arruine y le amenacen oficiales psicópatas de las SS le trae al fresco, aparentando estar siempre un paso por delante de todos los que le rodean.
La sociedad alemana está retratada como si se dividiera en dos bandos: el de los asesinos psicópatas, medio zombis, faltos 100% de empatía y fieles incondicionales al exterminio institucionalizado, capaces de matar a 20 judíos sin pestañear y fichar al salir, y el de los judíos, fieles a su culto aún sin tener ni ropa, aparentado optimismo fingiendo que no se huelen la tostada y resignándose a morir sin decir esta boca es mía. Sé que yo no he sido testigo de todo eso (gracias a dios) y que ni siquiera soy experto en el tema del genocidio, pero me cuesta imaginar que un suceso tan complicado se pueda retratar con esos dos colores.
El otro personaje raro, el contable, siempre serio y parco en palabras, parece que quiere morir desde el minuto uno. Se la refanfinfla que Liam Neeson le contrate o no, le ofrezca algo o no, le pillen o no. Se supone que Schindler está salvando medio gueto y aún así no se saca el palo del culo en ningún momento.
Por otro lado sorprende que en un film de estas características, dedicado a retratar el genocidio y la historia de Schindler, exista un malo malísimo tan bien definido, el cual mata judíos en modo aleatorio y vive como un aristócrata. Debatiéndose entre el amor por su criada judía y su antisemitismo, apacigua sus dudas existenciales matando obreros judios con un fusil francotirador y fo** a una guarrilla que no sé si es su mujer o su esclava sexual. Por cierto, impresionante su ahorcamiento.
El propio Schindler parece contradictorio consigo mismo. Se beneficia de la expropiación de las posesiones a los judíos, luego les hace chantaje para sacar dinero y luego los contrata como esclavos por ser más baratos y justo cuando ve que los empiezan a matar sin ton ni son, entonces se empieza a preocupar por salvarlos. ¿No será que se olía la derrota nazi? A lo mejor soy un mal pensado. No me hagáis mucho caso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Llámame Pepe
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