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Voto de ESPILBERDO:
9
Thriller. Acción. Romance El joven y solitario Clarence (Christian Slater) celebra su cumpleaños como de costumbre, viendo películas de kung-fu en un destartalado cine de Detroit. Estando en la sala conoce a Alabama (Patricia Arquette), una rubia explosiva con la que tiene una noche de pasión. Ella, en realidad, es una prostituta pagada por el mejor amigo de Clarence como regalo de cumpleaños. A pesar de ello, Clarence decide alejarla de la prostitución, pero ... [+]
6 de mayo de 2009
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es este, a todos los efectos, el arquetipo de romance a lo Tarantino. Incluso supera las historias de amor (sexo no, que el tito Quentin será muy bestia pero en sus guiones no hay sólamente eso) que estaban por llegar, como la de Uma y John en Pulp Fiction, o como la de Uma y Carradine en Kill Bill. Porque Clarence y Alabama viven esa pasión arrebatada y acelerada de la primera vez. Ella, prostituta que ansía su libertad. Él, simpático y dicharachero friki-cómic con una gran necesidad afectiva. Dos elementos que, unidos, tienen por fuerza que reventar.

Y todo revienta con una trama de drogas y sangre que se superpone, accidentalmente, al destino de su eterno amor. Quentin Tarantino escribió un guión que perfectamente pudiera haber dirigido él (en lo sucesivo siempre lo haría con sus propios libretos) pero que, desafortunadamente, cayó en manos de Tony Scott. El hermanito de Ridley firma gracias a Tarantino su mejor película, siempre que me perdonen los idólatras de Top Gun. Una historia de enredo sangriento con sus grandes momentos de comedia de situación, pero todo untado con la mejor marca Tarantino: Sonni Chiba y Elvis Presley, Cadillacs, tiros, lánguidos diálogos, habitaciones destrozadas, canciones memorables y un reparto que más de uno lo quisiera.

No hay que desmerecer el mérito a Scott que supo manejar todo esto como debía (se podría haber engendrado una enorme chapuza): es una película de autor pero muy entretenida, donde los actores están absolutamente todos redondos. Y consigue ser, dentro de su truculencia, morbosamente deliciosa. La mejor escena: el interrogatorio de Christopher Walken a Dennis Hopper. ¡Qué grandes!
ESPILBERDO
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