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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
6
Bélico. Drama Escocia, año 1917. Durante la Primera Guerra Mundial, un hospital militar especializado en pacientes con problemas emocionales, acoge a cuatro hombres marcados por el horror de la contienda. Entre ellos, el poeta Siegfried Sassoon, que ha sido internado en un intento por minar su pública desaprobación de la guerra. (FILMAFFINITY)
25 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Regeneration” constituye uno de los incontables ejemplos de la pericia británica para las reconstrucciones históricas. Es, además, un caso paradigmático de máximo aprovechamiento de unos recursos escasos, pues con mimbres ciertamente modestos, sus responsables entregan una película muy aseada.
En efecto, echando mano de una escenografía austera como sólo un castillo escocés puede serlo y un reparto plagado de rostros televisivos que una década más tarde se tornarán habituales de las superproducciones HBO —“Roma” (“Rome”, 2005-2007) o la conspicua “Juego de tronos” (“Game of Thrones”, 2011-2019)—, “Regeneration” hace una amarga denuncia del absurdo bélico, nunca tan absurdo como durante la I Guerra Mundial, carnicería sin sentido dónde se desangrara toda una generación de europeos.
Adaptación de la novela homónima y en forma de esos melodramas sin aspavientos característicos de la peculiar idiosincrasia que adorna a los hijos de la Gran Bretaña, “Regeneration” describe el proceso de recuperación de media docena de soldados aquejados de neurosis de guerra, considerada mera cobardía hasta entonces, y castigada en cuanto tal. Y ello prestando más atención al elemento psicológico que a las sordideces acostumbradas —bombazos, ametrallamientos traperos, casquería y moribundos llamando a sus madres—, si bien a guisa de prólogo se nos ofrece un barrido cenital de la tierra de nadie que resulta particularmente turbador. También asistimos a un par de travellings de trinchera, casi un subgénero en sí mismo.
No obstante, insisto, sus responsables apuestan por plasmar las complejas y a la vez profundamente humanas relaciones entre sus protagonistas, juguetes rotos a merced de la incompetencia genocida de sus mandos: El vínculo más fraternal que homosexual —a fin de cuentas, éste nunca ha pasado de ser un rumor— entre los poetas Siegfried Sassoon y Wilfred Owen, la doliente pasión del oficial Billy Prior por la “munitionette” Sarah Lumb, y el paternal cuidado que a todos ellos dedica el doctor W. H. R. Rivers, en cuya atribulada piel, también él al borde de la neurastenia, se mete un Jonathan Pryce excelente.
Carorpar
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