Estupenda cinta de espías con guion del especialista Forsyth, basado en su propia novela. El tempo pausado delata la nacionalidad de la película. Y no sólo él: hasta los generales rusos se expresan en eufónico británico, el encanto de lo cual resulta innegable.
Michael Caine está, como siempre, excelente en el papel de cínico flemático, rol que se ajusta como un guante a su técnica interpretativa. Y a su rostro y a su voz. Y me atrevería a decir que a su persona también. No tan bien le cae el suyo de gélido agente soviético a un Pierce Brosnan que como hombre será un cromo pero como actor se queda en cartón. Sí resulta curioso del personaje, y hasta cierto punto divertido, el adolescente salido que a duras penas oculta su estampa impertérrita. Joanna Cassidy aparece casi tanto como en "Blade Runner", de modo que la mera mención ya le otorga mayor cuota de crítica que líneas de diálogo posee. Aquí parece menos cabreada, eso sí. Aunque no lo juraría: no da tiempo.
Una intriga, en fin, muy interesante, cuyo visionado ciertamente entretiene, a la par que produce una cierta nostalgia enfermiza, no sé si más cinematográfica o geopolítica.