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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
9
Serie de TV. Documental. Bélico El reputado documentalista Ken Burns realiza un documental de 10 episodios (con una duración total de más de 16 horas) sobre las operaciones militares norteamericanas en Vietnam durante los años 60 y 70, así como el aumento de la oposición a la guerra de Vietnam dentro de los Estados Unidos durante el tiempo del conflicto. (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los documentales del tándem Burns-Novick son todo lo contrario de lo que predican las corrientes audiovisuales y pedagógicas de nuestros días, atendiendo a las cuales cabría suponerle a la gran mayoría de la población un galopante TDAH. Así, frente al acostumbrado menosprecio de la información en aras del vacuo entretenimiento, ellos abogan por trabajos de enorme densidad, con una exuberancia de datos en ocasiones incluso abrumadora y que puede catalogarse de cualquier cosa menos divertida. Súmenle ahora la duración de cada episodio, en torno a las dos horas. Renuentes también a los artificiosos cantos de sirena de la técnica, optan por una sobriedad expositiva poco común, concediéndose la única alegría del conocido como “efecto Burns” —consistente en un lento zoom sobre una fotografía a fin de aportar cierto dinamismo—, tan exitoso que hasta la omnipotente “Apple” se lo ha copiado.
Un conflicto como el de Vietnam, de laberíntica complejidad geopolítica y profusamente documentado, es un blanco perfecto —con perdón del castrense juego de palabras— para Burns, Novick y su atípica manera de hacer las cosas. En efecto, nunca antes —ni, en consecuencia, después— recibiría una guerra una cobertura mediática semejante. Vietnam supuso una catástrofe humanitaria, pero también un festín periodístico sin parangón. Como además siguen vivos muchos de quienes la vivieron en primera línea, cualquier trabajo en torno a este tema goza de un banco de testimonios igualmente jugoso. Narrada por el veterano actor Peter Coyote, su declamación profundamente americana, esto es, solemne sin engolamiento, honesta y con un levísimo punto irónico, redondea el tono que requería la historia: crítico para con la administración e indulgente hacia los jóvenes que se dejaron la vida y buena parte de sus ilusiones en aquella remota península del sureste asiático.
“La guerra de Vietnam” constituye, en suma, un monumento fílmico y divulgativo, y un ejemplo de que al espectador se lo puede tratar como al adulto que es. Se trata, asimismo, de un sentido homenaje a los caídos de ambos bandos, víctimas —como siempre sucede en el absurdo bélico— de esa mezcla de avaricia, incompetencia y cinismo con que suelen desempeñarse los gobernantes de todas las épocas, lugares y colores políticos, responsables en este caso de la muerte de tres millones de vietnamitas y sesenta mil americanos, de la destrucción de un país y del mayor desgarramiento que haya sufrido la sociedad estadounidense desde su propia Guerra Civil.
Carorpar
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