Será eso : que a mi no me gusta la musica raves ( o no entiendo) ni me van las fiestas electrónicas ( que ni entiendo ni deseo entender ), pero, honradamente pienso que aunque me gustaran, me seguiria pareciendo esta cinta de una endeblez rayana en lo intangible.
Porque, fíjense, me tendría que gustar la ópera (que me apasiona, por cierto) para que me presentaran en una ambientación operística con todo lujo de fastuosidades y ornamentaciones
(que tantas veces raya en lo ostentostoso y en la superficialidad) una historia semejante para que se me hubiera encendido la llama de la ira.
Y el caso es que la historia parece prometer al principio, pero el director frena en seco, parece tener miedo de la trayectoria interesante aunque arriesgada que, por breves instantes, quiere aflorar tímidamente en el desarrollo y la corta de raiz. Nada de indagar en las personalidades de algunos de los personajes (la protagonista con su "maldita suerte" a cuestas, intentando madurar y no lográndolo; o los dos chicos (uno de ellos acaba de darle el anillo de prometida a su novia) besándose ardientemente, cuestionando su aparente masculinidad... El director abandona el camino emprendido, digo, y se echa por el atajo más inmediato : el abismo de la ñoñeria, de la intranscendencia (no pasa nada, parece decirnos, lo importante es que siga la fiesta, ¿vale? y si algun matiz de la peli por un momento pareció refulgir con luz propia, se le arroja un vaso de tinta negra y mucho, pero que mucho ritmo ¿como? ¡Ah, si ...!:raves, éso y al carajo el argumento ¿Qué narices de historias con problemáticas?
¡Que no, lo que se impone es la fiesta,! Y es que lo cantaba nuestra Karina : La vida es una tómbola, tom, tom, tombola...¡A menear el esqueleto, jo, que esa es la vida de verdad; lo demás, la realidad es la pesadilla. Pues vale. Y a esnifar, que son dos días....