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Comedia. Fantástico
Bertram Pincus (Ricky Gervais), un dentista antipático, muere durante unos instantes durante una intervención médica rutinaria. A partir de ese momento adquiere el don de ver personas muertas que le piden ayuda para ponerse en contacto con los vivos. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2011
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo pasable y medio entretenida. Va de espíritus post-mortem, que como es sabido por la doctrina del espiritismo, algunos se quedan incordiando por aquí porque les ata aún a este mundo algún asunto que tienen que resolver y hasta que no lo resuelven no logran emigrar hacia la luz del Más Allá. Es el caso del alma o espíritu de un hombre que muere y se queda por aquí sin saber él exactamente por qué. Pronto halla a un humano odontólogo que tiene el poder de ver y oír a estos espíritus en transición ya que un día en una operación del aparato digestivo murió por siete minutos pero volvió de nuevo a esta vida humana. A partir de este encuentro le pedirá ayuda para que contacte con su viuda y ...
Es una película de humor, una comedia sobre escatología para pasar un rato entretenido.
Todo el que cree que tiene en si mismo algo más que materia, es espiritualista o espírita.
Llamamos alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo.
Las relaciones de los espíritus con los hombres son constantes. Los espíritus buenos nos incitan al bien, nos sustentan en las pruebas de la vida y nos ayudan a soportarlas con valor y resignación; los malos nos incitan al mal: y les es placentero vernos
sucumbir y equipararnos a ellos.
Es una película de humor, una comedia sobre escatología para pasar un rato entretenido.
Todo el que cree que tiene en si mismo algo más que materia, es espiritualista o espírita.
Llamamos alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo.
Las relaciones de los espíritus con los hombres son constantes. Los espíritus buenos nos incitan al bien, nos sustentan en las pruebas de la vida y nos ayudan a soportarlas con valor y resignación; los malos nos incitan al mal: y les es placentero vernos
sucumbir y equipararnos a ellos.