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España España · málaga
Voto de Sam:
9
Romance. Drama Elio Perlman (Timothée Chalamet), un joven de 17 años, pasa el cálido y soleado verano de 1983 en la casa de campo de sus padres en el norte de Italia. Se pasa el tiempo holgazaneando, escuchando música, leyendo libros y nadando hasta que un día el nuevo ayudante americano de su padre llega a la gran villa. Oliver (Armie Hammer) es encantador y, como Elio, tiene raíces judías; también es joven, seguro de sí mismo y atractivo. Al ... [+]
29 de enero de 2018
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba ansioso por ver esta película de la que llevaba escuchando hablar cerca de un año así que fui a verla, por primera vez en mi vida, a una sesión matinal y en versión original un sábado. Estaba solo en la sala y eso por sí mismo me parecía emocionante ya que parecía que había alquilado la sala de cine para una proyección privada.
En ese estado de emoción vi esta hermosa película en la que desde el principio ya se intuía que algo importante iba a sucederle al joven Elio ese verano en el norte de Italia. En su casa se iba a hospedar durante seis semanas un joven americano (Oliver) que parecía una estrella de cine, seductor, amable, culto... todo lo que se puede desear. Y ese deseo fue naciendo en Elio, interpretado magníficamente por Timothée Chamalet, el cual se encuentra en plena edad de abrirse al amor y al sexo por primera vez y que al mismo tiempo tiene una inseguridad palpable ante lo que está sintiendo en su interior por aquel huésped de sus padres.
Los dos se desean, lo demuestran en mínimos detalles, pero ninguno se atreve a dar el paso hasta que el joven Elio apoyado sin saberlo por sus padres se decide a hablar y no a morir como bien refleja el relato sobre un príncipe y una princesa que su madre le lee mientras su padre le abraza (hermosa escena). A partir de este momento esa mínima llama que surgió entre ellos en la primera mirada se va convirtiendo en un enorme fuego que dejará una huella imborrable en el corazón de ambos.
Todo en esta película es hermoso y natural. Yo me imaginaba allí con ellos, en ese pueblo italiano, comiendo albaricoques, bañándome en el río, bailando música ochentera en la plaza de pueblo y viéndolos enamorarse y dejarse llevar por el amor.
En varios momentos de la película se me puso la piel de gallina y lloré de felicidad. Salí del cine con los ojos rojos y a pesar de ello me parecía ver todas las cosas de mi alrededor con colores más vivos, lo sentía todo con mayor intensidad como si yo también me hubiese enamorado en esas dos horas que dura la película. Tuve que ir a comprar al supermercado. Mi cuerpo estaba eligiendo fruta fresca pero mi corazón estaba con Elio y con Oliver.
Sam
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