Una peli para ver a un gran actor, un maravilloso cascarrabias con ganas de marcha. Historia con lagunas, flojita, que parece que apunta alto pero dispara sin fuerza. Cuando en una película suceden tantas cosas por la mera casualidad... no me lo creo.

El personaje de Angie Cepeda resulta bastante vacío, su presencia parece justificada simplemente para poder darle un fin a la película: imagino el rodaje, en la escena en la que se desmaquilla ante el espejo, todos los demás actores estarían durmiendo pero ella rodando, y Emilio Aragón le diría "corre, tienes dos minutos para contarte la historia ahora que no hay nadie", ella la suelta en modo descomposición, termina, y la aparcan para que continué la película. Es la mujer aparcada, cada vez que va a suceder algo interesante la aparcan para que no moleste... que va a ver tiros, pues nada: "tú quédate sentada ahí en un banco del parque que luego te buscamos"... En definitiva, si un personaje molesta, es que no es necesario. Esto resulta un tanto injusto si tenemos en cuenta que el personaje de Luis Tosar, sobresaliente, apenas tiene dos frases.

Y al final, es de estas pelis que cuando llega la noche el director mira el reloj y dice "joder! hay que ir terminando que esto va a cerrar" y se finaliza todo en diez minutos: ¿qué hacemos con el viejo? Nos quedan 7 minutos... ¿alguien tiene alguna idea?

En definitiva: aunque la ponga como la he puesto, no me arrepiento de haber ido al cine a verla... pero si alguien me pregunta diré que he ido a ver una peli de Robert Duvall (genial), el auténtico (y exclusivo) valor de la misma. INCLUSO ME ATREVO A ACONSEJAR QUE LA GENTE LA VEA SOLO POR ÉL.