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España España · asturias
Voto de javieritos:
7
Drama Un cuento moderno sobre la obsesión por la popularidad. Stafford Weiss es terapeuta y escribe libros de autoayuda. Tiene una mujer sobreprotectora, un hijo antigua estrella de la TV en rehabilitación y una hija que acaba de salir del psiquiátrico. La principal cliente de Stafford es una famosa actriz, a punto de interpretar el papel que hizo su madre en los años 60. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2014
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última cinta de un genio irrefutable, David Cronenberg, funciona a la perfección como fábula sobre la obsesión humana actual por el mundo de la fama, las celebrities y ese mundo de focos, luces y fiestas desmadradas. En la cinta, un escritor de manuales de autoayuda, de esos que algún psicoterapeuta argentino o nuestro Einstein catalán y su hija sin ir más lejos sacan como lechugas para hacer su agosto es padre de un niño que es un juguete roto, fué estrella televisiva y ahora, a los trece años, está en una clínica rehabilitando su adicción a distintas sustancias. La familia la acaban de componer una hija con problemas mentales y una mujer sobreprotectora incapaz de dar una educación sana y correcta a sus hijos. Por si fuera poco, el escritor y psiquiatra tiene una cliente, una actriz de esas “hijas de” que va a frontar el mismo personaje que ya hizo su madre hoy muerta en su época, y hoy una actriz casi olvidada y a la sombra de la hija estrella.
Con este material el director podría haber hecho desde una cinta de terror, hasta un lacrimógeno
drama, pero se queda en un tono de comedia amarga que no puede resultar más satisfactoria, porque en el fondo, lo que cuenta no tiene ni p**a gracia. Nos revela que Hollywood, esa meca del cine donde nuestros actores sueñan con ir aún negándolo, no es más que un vertedero, un enorme contenedor donde lo que ya no vale se deshecha, donde las nuevas generaciones pisan a las anteriores, donde la promiscuidad, las drogas y la maldad sólo sirven como carta de presentación, como tarjeta de visita.
Si hay algo espectacular realmente en la cinta es lo que ya nos desveló Cannes, resaltando como mejor actriz la poderosa, humana a ratos, desquiciada otros, gran labor interpretativa de Julianne Moore, una de las mejores actrices de todos los tiempos. Ella sola con su profunda, dura, “cómica” y difícilmente triste interpretación (sin duda la más valiente de su carrera),suma muchos enteros a un reparto igualmente en estado de gracia en el que destacan también Mia Wasikowska, Robert Pattinson, John Cusack, Olivia Williams, Carrie Fisher, Clara Pasieka y Joe Pingue entre otros, a los que el director da protagonismo por encima de las “viejas” glorias que están presentes en su cinta, centrándose en esa nueva cantera de actores que dominan la situación actual y que adquieren hábitos, comportamientos y enfermizas reacciones de sus predecesores, con la contínua sensación de impunidad ante todo, porque amigos, “ésto es Hollywood y aquí todo el mundo tiene un sueño”, un sueño que para ser cumplido puede pasar por sexo, violencia y corrupción, donde la inocencia no tiene cabida y donde algo malo se ve sustituido siempre por algo peor. Ese es precisamente el discurso de Cronenberg, ya famoso como uno de esos directores enfermizos, retorcidos, sarcásticos y hasta sádicos del panorama actual y que lejos de empeorar se adapta a los tiempos como muy pocos.
Cronenberg, director especial donde los haya, nos narra en su película un sesudo e inquisitivo retrato, furioso, doliente y doloroso, el espíritu que esconde el mundo de las estrellas de Hollywood, con un desencanto en su enfoque, en su acercamiento al desfase contínuo, las malas tentaciones, las malas ideas, las malas decisiones y los malos finales de una forma que inevitablemente aturde al espectador y le abofetea directamente en la cara, de forma desencantada pero absolutamente fascinante. En una hipérbole sarcástica, cínica y punzante de un Hollywood que bien podría ser el real, pero no es necesario que lo sea, introduce unas historias cruzadas retorcidas, histriónicas y pervertidas que bien podrían tener como banda sonora la canción “Celebrities” de nuestro genio McNamara (Si no la conocen, búsquenla, no se la pierdan), con el que, y no broma, la visión del cineasta comparte gran parte en cuanto a su salvajemente triste visión del mundo de la industria del cine y la fama del siglo XXI, si bien el resultado inspirado y desenfrenado de la peli de Cronenberg es en el fondo más benévola, dando paso en esa puerta abierta a la redención, en la que en el fondo ni él mismo cree, en el dibujo de esa pesadilla que bien sirve para resumir y ejemplificar su manera de afrontar el cine y que no aterroriza porque nos la cuenta a simples mortales alejados de esa alfombra roja, pero que sin duda, alejada del delirio, el absurdo y lo incoherente, hará sentir muy incómodo a más de alguno de los que las pisan regularmente.
Hay algo que lastra definitivamente la labor del director, y es, aparte de un final absurdo, que a mí me maravilla, como casi poético y adecuado a la locura de la cinta, pero que no pareció gustar mucho en la proyección, a tenor de los abucheos más largos que escuché en un cine, su guión, regular y no siempre acertado, de Bruce Wagner, más empeñado en lanzar puñales contra el mundo de la industria que en los diálogos de personajes, que llegan a hacerse aburridos y somnolientos y llegan a un resultado frustrantemente poco satisfactorio, que a ratos carece de cohesión y cansa en su reiteración del desequilibrio y narcisismo común.
Aún así, su valiente visión inteligente y subversiva, ya clara desde tiempos remotos, cuando como un aspirante a científico que padrinó el mejor horror corporal de una época y que exploraba su fascinación por el cuerpo físico, por la identidad mediante sus films para más tarde incluir las nociones sociales a su discurso, es digna de mención.
Desde 'Videodrome' a 'La Cría', 'Dead Ringers' a 'Crash', o los thrillers posteriores 'Una historia de violencia' y 'Promesas del Este', incluso su denostado y mal entendido anterior trabajo, Cosmópolis, mucho más fría y pretenciosa, formalmente siempre atractivos, únicos, brillantes, su capacidad para perturbar es innata. No hace concesiones ni da respiros y finales bonitos, en su cine, por muy alejado de la realidad que pueda estar, hay siempre una sinceridad y una capacidad de exprimir actores y espectadores única. SIGO EN SPOILER.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
javieritos
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