‘Los Mercenarios 3’ resulta decepcionante. Nos encontramos ante la peor película de la franquicia, la más desequilibrada, la más endeble argumentalmente y, a ratos, incluso ante la más deshonesta de la serie.

Para empezar, el planteamiento del film falla estrepitosamente por varios motivos. El primero de ellos, el empeño de la producción en intentar acercar la saga a un público adolescente con la introducción de cuatro personajes jóvenes que se comen buena parte del metraje, relegando incluso a un segundo plano a algunos de los mercenarios que habían sido pilares fundamentales en entregas anteriores. No tiene sentido alguno que tanto la productora como los guionistas, entre ellos el propio Stallone, tratasen de atraer en masa a un público adolescente a través del absurdo PG-13 o mediante la incorporación de cuatro guaperas de turno prácticamente desconocidos para la gran masa social, entre otras cosas porque, por muchos rostros jóvenes que incorporasen en la película, a las nuevas generaciones no les interesa lo más mínimo ni este tipo de género, ni los actores procedentes del cine de acción de los 80 y los 90.

Por otro lado, la historia es la más inverosímil e irracional de la trilogía, y se desmorona rápidamente en cuanto tratemos de buscarle algo de sentido común. Porque resulta cuanto menos sorprendente que nuestro héroe, Barney Ross, decida disolver el equipo tras contemplar que ya no son lo que eran debido a la vejez, reclutando con la ayuda del personaje de Kelsey Grammer a cuatro novatos sin experiencia (¡…!) para que le apoyen en su última y más peligrosa misión: capturar a Conrad Stonebanks (Mel Gibson).

Y tercer y gran problema: la descomunal descompensación y repartición de metraje entre actores. Ni más ni menos que 17 intérpretes son los que conformaron el reparto principal de un film que dura alrededor de dos horas para, finalmente, repartir el mayor número de minutos entre el propio Stallone y los cuatro jóvenes fichajes, mientras que el resto de actores se conformaron prácticamente con ‘las sobras de la tarta’. Y es que de manera incomprensible estamos ante la película menos coral de la franquicia, y donde Stallone acapara por primera vez un protagonismo casi tan absoluto como poco justo.

Por fortuna, las incorporaciones de Harrison Ford, Antonio Banderas y Mel Gibson funcionaron relativamente bien. El primero de ellos, cuya presencia se agradece, todo sea dicho, asumió un papel similar al de Bruce Willis. Mientras que nuestro actor patrio fue, sin lugar a dudas, el motivo de muchas controversias como consecuencia de una interpretación que por momentos rayó el ridículo más absoluto, pero que en el fondo llegó a caer en gracia debido al enorme carisma y simpatía que derrocha el intérprete en la película, siendo el único actor que realmente consiguió proporcionar algo de chispa y sazón al film. En cuanto a Mel Gibson, no cabe duda de que su sola presencia se come la pantalla, siendo todo un torbellino de carisma y malas pulgas. Lástima que su personaje fuera objeto de una resolución muy pobre.

En cualquier caso, y ya entrando en los méritos del film (que los tiene), no cabe la menor duda de que algunas de las ‘set-pieces’ de acción se encuentran rodadas con dinamismo y sentido del espectáculo. Especialmente unos primeros veinticinco minutos que resultan ciertamente atractivos. Lo mismo podemos afirmar sobre gran parte del tercer y último acto de la película, donde la acción se vuelve mucho más continua y divertida. Ello convierte ‘The Expendables 3’ en un producto de acción mínimamente correcto, a lo que también ayuda el hecho de sustentarse sobre un reparto más que seductor plagado de buenos intérpretes y de grandes leyendas del cine de acción y aventuras, siendo este posiblemente el mayor aliciente principal del asunto pese a la deficiente planificación y asignación de metraje entre los distintos roles.

En definitiva: El innecesario empeño por modernizar la saga con el afán de hacerla competir con los grandes superéxitos del momento, convierten ‘Los Mercenarios 3’ en una cinta de acción no más que correcta y actual, pero también en una mala secuela que debería haberse titulado ‘Los jóvenes mercenarios'.

-Lo mejor: Como film palomitero entretiene a pesar de sus notorias deficiencias. Las escenas de acción se encuentran bien filmadas, especialmente toda la introducción. Y, por supuesto, contemplar en un mismo film a todos esos rostros juntos siempre es un aliciente.

-Lo peor: Un planteamiento, desarrollo argumental y enfoque que hace aguas por todas partes. Los cuatro actores jóvenes del reparto. Incomprensible poco peso de algunas de las estrellas principales de la película.

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