‘La escalera de Jacob’ es una película totalmente desasosegadora y perturbadora que bebe de varios géneros tales como: el drama, el terror, la conspiración, las pesadillas… De esta manera, el sobresaliente libreto escrito por Bruce Joel Rubin (conocido, sobre todo, por ser el autor del guión de ‘Ghost’) comienza describiéndonos el drama que es la vida de Jacob Singer, una vida que poco a poco nos va llevando hacia el terror y la pesadilla representado por los demonios y extraños personajes que Jacob va viendo (o creyendo ver) en su día a día. Finalmente, Rubin termina por meternos de lleno en el género de la conspiración (o incluso de la denuncia política) con la aparición de los respectivos “hombres de negro”, esos hombres que siempre tratan que los “cadáveres del Estado” no salgan del armario.

Al respecto del terror/horror, cabe decir que Adrian Lyne va “sazonando” el film con escenas e imágenes realmente terroríficas e insanas… como ese baile de la novia de Jacob con una especie de demonio, esas cabezas humanas moviéndose a una velocidad de vértigo, o ese viaje en camilla que el propio Jacob hace en un sangriento hospital dónde la locura humana nos es presentada en su máximo esplendor. Un viaje realmente espeluznante y perturbador que Lyne filma como un maestro, y que es más terrible aún con la esplendida música de Maurice Jarre que acompaña a ese impresionante descenso al interior de la locura humana.

En el plano interpretativo destacaron las actuaciones de Tim Robbins, Elizabeth Peña y Danny Aiello (ojo también a un no-acreditado Macaulay Culkin). Ahora bien, el protagonismo principal fue para Tim Robbins que en pantalla dio vida de forma sensacional a un desesperado Jacob Singer. Robbins acierta plenamente a transmitir al espectador toda la paranoia, fragilidad y miedo que parece rodear a su personaje.

En definitiva: No quiero ahondar mucho más en esta crítica de 'La escalera de Jacob' pues quiero evitar con ello posibles “destripes” para los espectadores/as que no la hayan visto. Como apunte final únicamente diré que estamos antes un film recomendado y que requiere de ser visto con interés para atar todos los cabos al final. Un final que difícilmente olvidarán…

-Lo mejor: Ver como Adrian Lyne lo va preparando todo para la conclusión final. Film abierto al debate sobre lo que realmente se nos ha contado. Sus imágenes perturbadoras excelentemente filmadas.

-Lo peor: Actualmente ya nadie o casi nadie recuerda esta película.

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