Películas como “Gravity” se hacen querer. Las aprecias porque aventuras espaciales en condiciones existen con cuentagotas. Además (y lo más importante) es comprobar que existe cierta rigurosidad en lo que uno visualiza, cosa que aquí hay, siendo para mí, su principal punto a favor o si se quiere decir de un modo más abreviado, su don particular. En palabras más sencillas: lo que el espectador contempla en la pantalla es algo que podría ocurrir en la realidad, siendo la experiencia más cercana al espacio que se puede tener en la actualidad.

La Shuttle realiza labores de mantenimiento rutinarias en el espacio. Los astronautas son informados desde Control (Ed Harris, voz en V.O.) en la Tierra de que unos restos se aproximan hacia su posición. Sin tiempo de reacción, la colisión dejará como únicos supervivientes a la ingeniera Ryan Stone (Sandra Bullock) y al veterano Matt Kowalsky (George Clooney). Sin comunicación posible, ni coordenadas, el silencioso e inmenso espacio se convierte en un lugar aterrador.

Sea en el lugar que sea en el que esté esta película, lo primero de lo que harán mención es de su espectacularidad visual, la cual todo sea dicho, es de lo más impresionante en años. Quizás lo más “semejante” que podríamos encontrarnos si nos ponemos a comprar sean los primeros minutos de “Prometheus” (2012), “Sunshine” (2007), “Moon” (2009) y el fugaz pero excelente documental “First Orbit” (2011) el cual yo siempre recomiendo ver a todo amante de las cintas de aventuras espaciales. Al igual que los ya mencionados, “Gravity” es una belleza visual y todo un logro en avances tecnológicos para que podamos ver las mejores imágenes del planeta Tierra desde una perspectiva en la que podamos sumergirnos de tal modo que sintamos que estamos nosotros mismos desde ahí, contemplando tal hermosura como es la madre Tierra.

No obstante, no nos dejemos engatusar tan fácilmente. Tras esa capa de maravillas visuales he notado que la cinta de Cuarón ha querido excederse de catastrofista, dejando ver entre lineas que aquí el enemigo mortal es el espacio. Por mucho que me haya gustado lo demás, no me creo que un astronauta, sea quien sea, llegue con cierta facilidad o dificultad de un punto A al B, C, D, etc. No creo en las casualidades y pienso que si eso ocurre la palma sin más, no obstante tampoco seamos malos, es ficción y uno puede dejarse llevar.

Me han sido curiosos los momentos en los que se cuestiona la fe, siendo el espacio el lugar donde más extraño sería mirar al cielo (ya que no hay) para rezar una oración. Y digo curioso porque nos encontramos ante astronautas, personas que en principio se rigen por un credo en el que aspectos como las bases científicas o los números son “su Biblia”, pero que cuando ya no queda nada por lo que luchar, miran la estampita de la Virgen María o a Buda esperando un milagro. Curioso.

El dúo formado por George Clooney (“Los idus de marzo“, 2011) y Sandra Bullock (“Crash (Colisión)“, 2004) agrada. Forman una buena química, sobretodo gracias al primero. Clooney interpreta al carismático astronauta Matt Kovalsky, quien muestra con su veteranía que ante situaciones de vida o muerte, controla la situación. La voraz interpretación de Clooney me encantó, hasta tal punto que pienso que pese a que Bullock es la gran protagonista, el actor logra eclipsar a la actriz las veces que sale. Ya sea por la naturalidad por la que interpreta o por su rol, la cosa es que a mí me acaba gustando más su personaje. Creo que me sentiría a salvo si alguien como él me rescatara de una situación así. Pero no nos engañemos, la gran protagonista y por méritos propios es Sandra Bullock, quien encarna a Ryan Stone, la escéptica astronauta que tiene un pasado tormentoso que acabará pasándole factura. Es de carácter luchador y valedora de sí misma, siendo capaz de hacer lo imposible para poder sobrevivir.

Y poco más que añadir. Quizás una mejor banda sonora hubiera aportado una mejor dosis de tensión a la cinta, no obstante no me desagrada tampoco su score. Por lo demás, creedme: Id a un buen cine a verla.