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Voto de Demetrio Rudin:
9
Cine negro. Intriga Un agente de la policía de narcóticos (Heston) llega a la frontera mexicana con su esposa justo en el momento en que explota una bomba. Inmediatamente se hace cargo de la investigación contando con la colaboración de Quinlan (Welles), el jefe de la policía local, muy conocido en la zona por sus métodos expeditivos y poco ortodoxos. Una lucha feroz se desata entre los dos hombres, pues cada uno de ellos tiene pruebas contra el otro. (FILMAFFINITY) [+]
1 de mayo de 2006
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No existen muchos directores, a lo largo de la historia del cine, tan, magistralmente dotados en capacidad fílmica, como en el caso de Orson Welles, asimilando su definición como director con La dama de Shangai, se le podría considerar un tiburón hambriento de la gran pantalla, un verdadero genio dentro de sus capacidades de dirección, interpretación, producción... Demostrando su gran talento con apenas 22 años, al dirigir e interpretar Ciudadano Kane, Welles ya era un hombre respetado y admirado entre la crítica y el público de aquellos años. Cultivando especialmente el género negro, Orson había logrado ya títulos de la talla de "El extraño" o "La dama de Shangai", necesitando una sola obra más para catar el sabor de la perfección cinematográfica, esta obra es sin duda Sed de mal. Una apoteósica mirada a las capacidades barrocas del propio cine.

En un pueblo de la frontera mexicana, se produce un fatídico atentado contra un famoso "dirigente" y su mujer, causando la muerte de ambos. Al frente de la investigación se situaran Mike Vargas, un apuesto policía que acaba de contraer matrimonio con una norteamericana llamada Susan, y Hank Quilan, un detective, con malos antecedentes, al que no le importa usar sus sucios métodos para resolver los casos que le asignan. Esta historia, envuelta en un denso clima de inseguridad, realiza un acertado estudio de personajes y situaciones, que gustará a los buenos cinéfilos.

Sed de mal, es sin duda, un film barroco hasta el final. El espectador disfruta en una constante, de incesantes movimientos de cámara imposibles, de agobiantes y enfermizos contrapicados, de travellings interminables que parecen no cansarse ni un segundo de seguir al personaje, de sensacionales planos, caso del primer plano de la trama, que supuso una verdadera labor de cirujano para el equipo de cámaras... Resumiendo este apartado de la película, diremos con rotunda seguridad que la labor visual es incluso mucho más importante que el propio guión en si. Las interpretaciones del film, son pura maravilla; volviendo a repetir Welles, como el pilar básico del reparto, pero sin menospreciar en absoluto a un carismático y joven Charlton Heston. La banda sonora, increíblemente acompasada con la narración, consigue excelentes resultados en ciertos planos-secuencia muy meritorios.
Demetrio Rudin
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