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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
6
Comedia. Drama La película narra un conflicto entre vecinos que parece no tener fin. Una simple pared medianera puede dividir dos mundos, dos maneras de vestir, de comer, de vivir. De un lado Leonardo (Rafael Spregelburd), fino y prestigioso diseñador que vive en una casa realizada por Le Corbusier. Del otro lado Víctor (Daniel Aráoz), vendedor de coches usados, vulgar, rústico y avasallador. Víctor decide hacer una ventana para tener más luz, y ahí ... [+]
9 de enero de 2011
24 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre de al lado es alguien que llega de repente y acaba con nuestra paz, con nuestro sosiego, con el microclima individual o familiar que nos hemos construido. ¿Esto significa que ese ser que de pronto nos fastidia hasta cotas inaguantables sea malo? No, porque de hecho a veces ese recién llegado que nos revienta la paz, que nos irrita, que nos provoca, que nos saca de nuestras casillas, es precisamente también quien nos puede estar señalando la dirección a emprender un nuevo horizonte, a cambiar la perspectiva vaga en que vivimos e incluso despertarnos algún tipo de personalidad que teníamos muerta y sea nuestra salvación. Ahora bien, esto no quita para que efectivamente el hombre de al lado, que llega chinchando e incomodando, rompiendo nuestro silencio y calma, lo experimentemos como a un enemigo que nos asedia, hostiga y joroba al que a la menor oportunidad estrangularíamos o simplemente no auxiliaríamos si llegase el caso de que se viese al borde de la muerte.

¿Quién no ha tenido un maestro pesado, que en realidad le estaba procurando un buen futuro, o un amigo que le confrontaba en lo más profundo y por esto mismo convirtió en enemigo? Pues algo parecido ocurre con el vecino de al lado que se pone a dar golpes ruidosos cuando estamos en pleno reposo o tranquilidad, que se mete en nuestra privacidad con la mayor cara dura. Quizás su actitud valga para que tomemos conciencia de que nuestra vida transcurre confortablemente pero muy vacía y sea necesario emprender un cambio radical; de hecho, no son las personas de fuera, el prójimo o los vecinos, los que nos causan mayores males, sino que son precisamente las que más queremos, las de nuestro círculo sagrado o más afectuoso, las que nos infligen las peores heridas y desengaños.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fej Delvahe
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