Basado en un relato de Bernanos, el film nos sitúa en el día a día de un clérigo en la campiña rural francesa. Los tonos grises oprimen, las habladurías matan, la vida se parece demasiado a la muerte, etc.

Las pequeñas miserias ahogan el alma, la estrechez de las convenciones vuelve a todos contra todos, la dicha convive puerta con puerta con la enfermedad... todo esto es el cine más allá del cine, muy cercano a la filosofía y a un paso de la religión.

El cine de Bresson provoca devoción y se nos muestra, una vez más, repleto de silencios y de medias tintas. Los personajes -con más sombras que luces- callan más de lo que dicen. Los silencios nunca pesaron tanto...

Sólo hay un pero: el ritmo puede resultar tedioso y los diálogos pesan, quizás, demasiado, restándole ligereza al film, pero aparte de esto: Recomendable al 100%