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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de darth_matu:
10
Drama Rocky Balboa es un desconocido boxeador a quien se le ofrece la posibilidad de pelear por el título mundial de los pesos pesados. Con una gran fuerza de voluntad, Rocky se prepara concienzudamente para el combate y también para los cambios que acabarán produciéndose en su vida. (FILMAFFINITY)
26 de enero de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi siempre, el cuestionar a un ícono intocable de cierta rama de la cultura, el deporte, la música, el espectáculo desemboca en saludables conclusiones que, o refrescan y enaltecen aun más la figura de ese mito o tiran por la borda las concepciones que lo llevaron a ser ese hasta allí “intocable paradigma”. Fue entonces, que en ese camino se me dio por desentrañar el mito de Rocky Balboa.
Era motivo de mis interrogantes el comprender porque ese acartonado y extremadamente “yanquilizado” boxeador despertaba tantas admiraciones y elogios ¿Porque esas estúpidas películas no habían pasado de largo en la historia del cine, como tantas otras?¿Porque la academia le había otorgado el Oscar a mejor película?
Sencillamente no lograba entenderlo. Ya había visto un sinnúmero de veces las ultra repetidas Rocky I y II en los “Sábados de Súper Acción” de la televisión argentina, pero no fue hasta el día en el que me di cuenta que la vida me había cagado la cabeza y había barrido todos mis sueños de juventud con una simpleza y una desapercibida perfección, que finalmente vislumbré que Rocky Balboa, ese cavernícola de minúsculos shorts no era solamente él, sino que nos representaba a todos. Representaba nuestras frustradas esperanzas de llegar a ser alguien en la vida, nuestras peleas internas en las que nos debatimos si continuar por el camino de la honradez o caer en las fauces de la criminalidad con el afán de arañar algo de la gloria reservada para unos pocos, nuestros odios personales, nuestro asco hacia nuestra propia persona, y a las estúpidas decisiones que nos llevaron a ser lo que hoy somos, representaba a ese adulto que cada tanto mira la foto de un niño que se parece un tanto a uno, nuestro deseo más profundo, nuestra utopía que invade las noches de insomnio, las noches posteriores a un día de mierda. Esa utopía que habla de una oportunidad, de una chance, la ultima, para demostrar que somos capaces de más, que solo no hemos alcanzado nuestros sueños de juventud porque la suerte nos ha jugado una mala pasada, pero que no somos menos que cualquiera de los que están en cúspide de la pirámide social. Ese último tren que siempre soñamos con alcanzar, Rocky lo toma por nosotros. En cada golpe, en cada aliento, en cada caída y en su posterior incorporación, en no dar más mental y físicamente y seguir agitando los brazos desafiando a la vida para que venga a golpearnos nuevamente, si tiene “huevos” que venga y le pegue más duro esta vez, porque nos seguiremos levantando hasta que ya no quede de donde sacar fuerzas, en esos momentos nosotros estamos junto a él
Hoy, ese cavernícola de ojos tristes es uno de mis grandes amigos, uno de esos que seguramente nunca llegaré a conocer, pero que me acompaña y habla conmigo por medio de esos diálogos fantásticos y de ese sueño en común que ambos tenemos, acerca de quedar de pie cuando toque la campana, para así demostrar y sobre todo demostrarnos que no somos un don nadie más en el camino de la vida.
darth_matu
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