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España España · Barcelona
Voto de Jobo:
7
Comedia Dante Hicks y Randal Graves, dependientes de una tienda de barrio de Nueva Jersey y mejores amigos, se ven forzados a buscarse un nuevo empleo en el universo de la comida rápida, siempre acompañados de sus actitudes desafiantes, sus escandalosas vulgaridades y su desenfrenada pasión por tocar las narices a los clientes. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2016
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Clerks II es una prueba más de que es possible hacer segundas partes tan interesantes como la embrionaria: solo hace falta no traicionar el espíritu del original y acertar con el ritmo que el tiempo habría impuesto a la historia. Ser fieles y ser consecuentes.

La primera siempre será una obra de cierto culto para muchos que necesitaban el aire fresco del blanco y negro de esta especie de gamberrismo inteligente, políticamente incorrecto y neurasténico. La segunda, al comportarse con el mismo trasfondo pero añadiendo las naturales y ineludibles notas de madurez, consigue ser una continuación plausible y coherente de una historia que no quiere dejar de transmitir el mensaje primigenio, pero que se atiene al paso del tiempo en el ser humano.

Muchos lo han contado con escenarios bien diferentes, pero esconden la misma moraleja: la rebeldía de la juventud, el tiempo la cura. Aun así, procura traicionarte lo menos posible, sería el corolario de Smith para su público. Solo algunos contumaces protestatarios pueden persistir en su eterna sedición, pero, al mismo tiempo, quedarse en un eterno papel de Peter Pan tampoco soluciona ningún problema y es probable que te convierta en un ser solitario y incomprendido. El mensaje final de Jeff Anderson va por allí, quiere ser eternamente joven, pero tiene miedo de quedarse solo en el empeño.

Sí, mucha inquietud existencial detrás de tanta postura vandálica. Eso hace este segundo Clerks muy emotivo en sus discursos finales. Es impossible reducirlo todo a las imágenes estrafalarias de perversion sexual que intentan asomar la cabeza para escandalizar.

Todo ello bien acompañado de las notas musicales que suelen decorar las películas de Smith, y de la pareja de sonados clavados a la pared, del silencio que se infringe el director en su papel, y de unos cuantos guiños totalmente necesarios a la primera parte.

Si la primera te gustó, la segunda es imprescindible.
Jobo
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