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España España · Barcelona
Voto de reporter:
7
8,1
9.907
Documental Desde hace cuarenta años, el fotógrafo Sebastião Salgado recorre los continentes tratando de captar los cambios de la humanidad. Ha sido testigo de grandes acontecimientos que han marcado la historia reciente: conflictos internacionales, hambruna, éxodos, etc. Sin embargo, ahora decide visitar territorios vírgenes con grandiosos paisajes y fauna y flora exóticas. Se trata de un gran homenaje fotográfico a la belleza del planeta. ... [+]
2 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Nuevo Mexico, en el año 1951, tuvo lugar uno de los acontecimientos históricos más ilustrativos (y aun así poco conocidos) en la de momento breve pero intensísima vida de los Estados Unidos. En la pequeña localidad de Grant County, las actividades mineras del gigante Empire Zinc Company se vieron drásticamente interrumpidas por una huelga emprendida por una parte más que significativa de los trabajadores de dicha empresa. Pasaron las semanas, y parecía que las posiciones enfrentadas jamás se pondrían de acuerdo. Demasiados intereses cruzados... y unas necesidades de mercado que llamaban a la puerta cada vez con más vehemencia. Las fuerzas del orden (era cuestión de tiempo) intervinieron, poniendo en duda, de paso, aquello de la legitimidad del uso de la violencia por parte del Estado. El final, por suerte, fue feliz, pero para llegar a él tuvo que pagarse el peaje de un drama que en el país libre y democrático que ha dicho siempre ser la ''Nación más grande del mundo'', debería haber hecho enrojecer a más de uno.

Pero no. Tres años más tarde, Herbert J. Biberman tendría la osadía de llevar a la gran pantalla ese conflicto laboral en el que tantos frentes confluyeron (aparte de las reivindicaciones salariales obvias, el de un racismo promulgado por los poderes fácticos, además de un movimiento feminista que asomaba la cabeza a pesar de todas las trabas que le ponía el mundo entero)... y así le fue en aquel tan convulso momento. No lo olvidemos, la que ahora consta, con todos los honores, en el Hall of Fame de la Librería del Congreso estadounidense, fue en su día una película cuyos máximos responsables fueron puestos en la infame lista negra del Comité de Actividades Anitamericanas. Dicho filme se titulaba, por cierto, 'La sal de la Tiierra', y su historia (tanto la tratada como la suya propia) configura un impresionante retablo en el que sale a relucir tanto el lado más oscuro como el más luminoso de ese ángel y demonio (a la vez) que es el género humano.

El antecedente de esta historia de principio indeterminado está, no obstante, en la mismísima Biblia, en el Nuevo Testamento. ''En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Vosotros sois la sal de la tierra. Pero sí la sal se vuelve desaliniza, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.'' Las palabras, como no podía ser de otra manera, trazan una parábola que llega hasta la estratosfera, y cuando éstas vuelven a caer, ahí tenemos que estar nosotros, prestos a cogerlas al aire, y a interpretarlas como más convenga, o como Dios mande, vaya. Y en estas que apareció Wim Wenders en el Palais des Festivals, pasado el ecuador de aquella 67ª edición del Festival de Cine de Cannes, y le dio sentido a todo con una de aquellas jugadas maestras que sólo él podía sacarse de la chistera.

Para ello ni le hizo falta asaltar el escenario principal (tuvo que conformarse con la sala Debussy de la sección Un Certain Regard... que no es poco premio, todo sea dicho), pues logró saldar la experiencia, como en los mejores tiempos, con el público a sus pies. Acompañado por Juliano Ribeiro Salgado, se dispone a analizar la obra del padre de éste, el gran Sebastião Salgado, quien también se vuelca activamente en el proceso de dicho proyecto. Empieza el documental como otros muchos, con la concesión a la pedantería consistente en buscarle el origen etimológico al objeto de estudio. En el que ahora nos concierne, la palabra estrella es, obviamente, ''fotografía''. Del griego clásico: ''phos'', es decir, ''luz'' y ''grafos'', es decir, ''escritura''. 'La sal de la Tierra' (la de 2014, ojo) inicia el repaso al legado de este maestro escritor de la luz con la sobrecogedora colección de fotografías dedicadas a la fiebre del oro brasileña registrada en las minas de Serra Pelada. Una imagen, efectivamente, vale mucho más que mil palabras. ¿Y una imagen acompañada por las palabras y la narración fílmica ideales?

Como también es cierto el que con las instantáneas de Salgado podría dar la sensación de que ya está hecha la mitad del trabajo... aunque claro, siempre se necesitarán las dichosas palabras; el discurso que le dé sentido a todo. Es ahí donde Wenders anota más puntos a su favor. Es como si las carencias mostradas a la hora de acercarse al hombre detrás de la cámara (es decir, de retratar al retratista), fueran en realidad una maniobra de reserva de energías para después sacarle el máximo partido a lo que realmente importa. A la ''sal de la tierra'', es decir, a un género humano inmortalizado en unos negativos que nos abren las puertas a todos los círculos del infierno de Dante. Ante nosotros, el corazón de las tinieblas... con un leve y salvador rayo de luz, eso sí, esperando en el horizonte. No hay dudas al respecto: Más allá de la estética, el cine también puede estar compuesto por imágenes estáticas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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