Hay películas que nos parecen sublimes, aunque no lo sean. Hay películas que las incorporamos a nuestra "pequeña" lista de favoritas. Las favoritas nunca pueden ser demasiadas; yo diría que no más de media docena.
Para mí esta es una de ellas, puede que sea incluso la película de mi vida porque toca fibras muy especiales del alma... La belleza inenarrable de Romy Schneider; la virilidad tan vulnerable de Fabio Testi, emocionalmente destrozado.
Eso tienen los amores inalcanzables; te destrozan por dentro, a veces también por fuera. Y no te recuperas nunca jamás...
Si la califico como sublime lo hago porque lo es para mí. La he visto unas cuantas veces a lo largo de unos 40 años. Siempre me impresiona, me afecta mucho. De ahí que no persista en verla demasiadas veces... solo muy de tarde en tarde...
Está fuera del cine, forma parte del ideario profundo de mi cinefilia. Y me consta que también del ideario de otros cinéfilos. Con esta breve e intensa crítica, acaso consiga que aquellos que aún no la han visto y la vean se incorporen a esa lista de amantes incondicionales de este filme tan maldito como maravilloso.