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7
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23.642
Drama
Drama sobre la Iglesia de la Cienciología. Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, crea una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados Unidos hacia 1952. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un joven vagabundo, se convierte en su mano derecha. Sin embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y fervientes seguidores, a Freddie le surgirán dudas. (FILMAFFINITY) [+]
21 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo ha vuelto a hacer. Él es así. Lo tirarían a una hoguera o lo pillarían en el baño haciendo de vientre y el siempre se tomaría cada acto como la obra maestra de su vida. Así es Paul Thomas Anderson, me lo imagino en el colegio con 3 o 4 años dibujando algo para el día de la madre pidiendo a la profesora más colores de acuarelas y por que narices no le había enseñado ya las perspectivas.
The Master es una obra mayor, diferente, con un poso como el que sólo P.T. sabe dejar en sus films. Nunca abusa de grandilocuencia, él ignora esas trampas de Hollywood, no le interesan. No racionaliza el efectismo, el quedar bien o la búsqueda de lo razonable y políticamente correcto. El vuela por encima de todo eso y lo maravilloso es que es capaz de involucrar a todos en su visión del conjunto. Sería imposible semejantes obras sin que el director de fotografía o banda sonora o los propios actores no concedieran su talento a la causa.
Con un claro hilo conductor de Pozos de Ambición, Anderson decide erigirse narrador y ejecutor de la historia americana, con mano de hierro, firme, sin titubeos, con una excelencia kubrikiana que permite ahondar tanto en sus personajes arquetipo que puedes ver el desgarro abrupto de una sociedad, de una época, tras el visionado de ambas películas. No se deja nada fuera ni nada falta.
Joaquin Phoenix está soberbio, es un animal, un actor de método como pocos y que el tiempo pondrá en su lugar, estoy seguro. Seymour Hoffman, en paz descanse, realiza un papel increíble, esa complicidad de ambos personajes es tan real que la conexión de sus vidas, siendo totalmente opuestas, se palpa tan evidente que sobra cualquier palabra. Amy Adams también deja su huella como la mujer americana manipuladora, controladora y obsesa del orden que siempre estará ahí para decir lo que debes hacer.
En resumen, no es una película comercial (obvia la nota de filmaffinity), no gustará a muchos, muchos ni la entenderán pero es innegable el talento, la profundidad y perfección del método de Anderson y es una pena que no todo el mundo sepa disfrutarlo.
The Master es una obra mayor, diferente, con un poso como el que sólo P.T. sabe dejar en sus films. Nunca abusa de grandilocuencia, él ignora esas trampas de Hollywood, no le interesan. No racionaliza el efectismo, el quedar bien o la búsqueda de lo razonable y políticamente correcto. El vuela por encima de todo eso y lo maravilloso es que es capaz de involucrar a todos en su visión del conjunto. Sería imposible semejantes obras sin que el director de fotografía o banda sonora o los propios actores no concedieran su talento a la causa.
Con un claro hilo conductor de Pozos de Ambición, Anderson decide erigirse narrador y ejecutor de la historia americana, con mano de hierro, firme, sin titubeos, con una excelencia kubrikiana que permite ahondar tanto en sus personajes arquetipo que puedes ver el desgarro abrupto de una sociedad, de una época, tras el visionado de ambas películas. No se deja nada fuera ni nada falta.
Joaquin Phoenix está soberbio, es un animal, un actor de método como pocos y que el tiempo pondrá en su lugar, estoy seguro. Seymour Hoffman, en paz descanse, realiza un papel increíble, esa complicidad de ambos personajes es tan real que la conexión de sus vidas, siendo totalmente opuestas, se palpa tan evidente que sobra cualquier palabra. Amy Adams también deja su huella como la mujer americana manipuladora, controladora y obsesa del orden que siempre estará ahí para decir lo que debes hacer.
En resumen, no es una película comercial (obvia la nota de filmaffinity), no gustará a muchos, muchos ni la entenderán pero es innegable el talento, la profundidad y perfección del método de Anderson y es una pena que no todo el mundo sepa disfrutarlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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Os desgrano lo que el film puede aportar a tu alma.
Tanto Freddie (Phoenix) como Dodd (Hoffman) son personajes homólogos, almas gemelas en realidad. De ahí la conexión que se produce entre ambos desde el principio. La única diferencia entre ambos es que Freddie no reprime sus deseos ni sus actos, quizá por ello Dodd siente tanta cercanía por él.
Freddie es un perro, un perro herido por la guerra, una huella demasiado profunda sumada a un pasado totalmente tormentoso, difícil, insuperable por el alma humana, una condición que la vida le ha dado y que no puede cambiar, que sabe que no puede cambiar.
Dodd, en realidad no es muy diferente. El también es un perro, pero un perro atado por sus mentiras, por lo que el sabe que no es cierto. Atado por el convencionalismo y la búsqueda del agrado y la fama. Intenta controlarlo todo, pero dificílmente es capaz de controlarse a sí mismo (tiene varias episodios de violencia e inestabilidad cuando dudan de su mensaje o es cuestionado). Freddie es un escape para él, el alcohol, su brutal sinceridad, un alma libre en medio de tanta alma atada a una mentira. Lo intentará moldear, aún sabiendo que no cambiará. Y lo hace no por que quiere cambiarlo, sino por que es la única "libertad" a su mundo hipócrita.
La historia de una nación. Los que hacen lo que deben desean hacer lo que los políticamente incorrectos hacen y a su vez esos descerebrados sólo están llamando la atención todo el rato por intentar encajar de alguna manera en ese mundo de convencionalismos y corrección.
Muy interesante ver como una generación tan decadente y con tantos problemas fue el caldo de cultivo de sectas y filosofias esotéricas.
Tanto Freddie (Phoenix) como Dodd (Hoffman) son personajes homólogos, almas gemelas en realidad. De ahí la conexión que se produce entre ambos desde el principio. La única diferencia entre ambos es que Freddie no reprime sus deseos ni sus actos, quizá por ello Dodd siente tanta cercanía por él.
Freddie es un perro, un perro herido por la guerra, una huella demasiado profunda sumada a un pasado totalmente tormentoso, difícil, insuperable por el alma humana, una condición que la vida le ha dado y que no puede cambiar, que sabe que no puede cambiar.
Dodd, en realidad no es muy diferente. El también es un perro, pero un perro atado por sus mentiras, por lo que el sabe que no es cierto. Atado por el convencionalismo y la búsqueda del agrado y la fama. Intenta controlarlo todo, pero dificílmente es capaz de controlarse a sí mismo (tiene varias episodios de violencia e inestabilidad cuando dudan de su mensaje o es cuestionado). Freddie es un escape para él, el alcohol, su brutal sinceridad, un alma libre en medio de tanta alma atada a una mentira. Lo intentará moldear, aún sabiendo que no cambiará. Y lo hace no por que quiere cambiarlo, sino por que es la única "libertad" a su mundo hipócrita.
La historia de una nación. Los que hacen lo que deben desean hacer lo que los políticamente incorrectos hacen y a su vez esos descerebrados sólo están llamando la atención todo el rato por intentar encajar de alguna manera en ese mundo de convencionalismos y corrección.
Muy interesante ver como una generación tan decadente y con tantos problemas fue el caldo de cultivo de sectas y filosofias esotéricas.