Escribo esta crítica de forma tardía con la sola intención de recapitular mis reflexiones.

La saga de la Fox siempre había tenido, con sus más y sus menos, su carácter e identidad. Al carecer se los despampanantes medios de otras superproducciones de más interés para el público antes del boom de los superhéroes o del titán de Disney después, había ofrecido otros recursos para salir adelante: ideas. Temas. Enfoque. Tono. Ingenio. Personalidad.

Constituía así una rareza, una peculiar excepción, sin abandonar el terreno de lo comercial.

Por eso, sorpende que con ese bagaje (esto lleva veinte años, el doble que el MCU) y estando el pescado vendido pues revierten los derechos al ratón multimedia, hayan desaprovechado la ocasión en una película en la que podían arriesgar pues la taquilla estaba asegurada (de hecho, flaquea el tema monetario ahora que ha sucedido lo contrario).

La propuesta de la Fox es tremendamente conservadora, y peor aún, anodina. Muy en la línea de la clásica productora acobardada. Brilla el espectáculo y la acción ha mejorado un montón en cada entrega. Pero la ocasión se merecía un final mucho más redondo.

Considerablemente más cara que otras entregas, y aunque se traduzca bien a sus valores de producción, aquí más ha sido menos.

Una lástima.