Típica película de ganadores y perdedores con algunas variables, justamente las que hay que descifrar, pero ajustada a las convenciones de este tipo de comedias desde su desarrollo.
Ante todo, vale la pena mencionar el respeto, la postura no lapidaria que se suele tener en propuestas de esta índole: no suele haber piedad hacia los perdedores, tan solo una reivindicación final que los resalta por sus "valores" humanos, pero sin romper las barreras realmente, tan solo desplazando a los perdedores al nuevo sector de ganadores.
Sin embargo, el punto de vista de Ni en sueños nunca toma partido, ni establece los típicos juicios de valor al respecto de las "castas" mencionadas. En la peli no hay verdaderos grupos, sino que se establece rápidamente una aproximación individual de los personajes implicados en la trama y desarrolla a partir de allí un retrato de la persona en cuestión, y da resultados positivos.
Los tonos, por lo general, son cuasi inocentes, bonachones. No hay maldad en los personajes y si la hay es retratada como una forma de actitud boba, no como algo malintencionado. Por momentos se acerca, inusualmente, al humor blanco, pero sin entrar en él. Es el terreno que la diferencia un poco del resto del rebaño, y así mismo patina cuando quiere volverse más guarra. Esto es conciente, puesto que al ingresar la peli por esos terrenos se redime desde un remordimiento de los personajes y retoma el buen camino.
Ese buen camino limitado pero honesto que culmina por sacarte, aunque sea, una leve sonrisa.