Simple, sencilla, humilde, Ángeles caídos nunca se desplaza de su propia linealidad. Alumno contra Maestro en un duelo de poker que puede interesar como también ser tomado con indiferencia, y no es para menos, hablamos de un juego muy específico y cabe pensar que el director lo tomó de la misma manera, pero con mucho amor. Con tanto amor que hasta subordina las posibles historias que arma alrededor de la principal y las soluciona con un gesto o dos palabras: tal el caso del padre del jóven, tal el caso de la mujer del maestro, tal el caso de...la chica del jóven.
Y cuando parecía que todo iba sobre las ruedas conocidas...un final inesperado que da lugar a...un doble final inesperado. Allí la peli gana un puntillo y deja ver que tenía un as bajo la manga.