Ya habían aparecido otras propuestas similares, en ese aspecto Memorias...no innova. La innovación verdadera proviene de una actitud que precede a la misma peli, Levine se ha tomado su idea en serio. Y eso sí es nuevo. Porque tomar con responsabilidad una idea de estas características constituye un mérito en sí mismo, dejando de lado el logro posterior. Porque esa ya es otra cuestión.

Vamos a lo que ha salido: existen tres historias. Una se presume existencial, puesto hablar de zombies es caer en términos genéricos. Memorias retrata en realidad la deshumanización paulatina del hombre dentro de tres estadios de deterioro: el hombre que sobrevive, el zombie y el esqueleto o "bodie", de acuerdo al lenguaje interno. Esa historia se entrelaza con la tercera, que es el argumento llano y conocido sobre gente perseguida por cadáveres. Por suerte Levine no subordina demasiado las historias: la armonía conseguida es más que correcta.

Existe una historia troncal, y es nada menos que una trama de amores imposibles entre personas de naturaleza distinta. Hay algo de Romeo y Julieta dando vueltas, y dos actores de primeros planos exquisitos: no se les escapa un gesto. La bordan como para sacarse el sombrero. El drama logrado detrás de Memorias... descansa en ellos, su pareja tiene química.

Por supuesto, si entre tanto mérito pongo un seis de puntuación es por algo. Ese algo está dado por limitaciones básicas: la historia está exprimida a más no poder, el problema es que nunca hubo mucho jugo dentro. La filosofía es pura superficie, se entiende rápido y muere pronto. Por momentos es cursi (esos corazones palpitantes, ay) y da cuenta de que no hubo error, sino limitaciones propias de un género zombie que te permite innovar siempre con serias trabas. La trama de supervivencia es siempre la misma, pero la historia de amor salva las papas. Dentro de su simpleza ha logrado sonar convincente: realmente se amaban, uno se lo creía.

Lograr que un cádaver pálido y sucio se enamore de una chica "bien"; lograr que ella se enamore de él; lograr, en fin, que ese amor suene legítimo...ese es el mayor logro de Memorias. No es algo menor.