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Voto de Roderick Usher:
10
Cine negro. Thriller La meticulosa planificación de un atraco a una joyería, por parte de una banda de delincuentes, le sirve a Huston para ofrecer un relato lleno de intensidad, amén de un realista e insuperable estudio de los personajes y sus motivaciones. Sin lugar a dudas, una de los mejores películas del cine negro de todos los tiempos, con el gran Hayden y una seductora y sexy Marilyn Monroe. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2012
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Huston, que ya se había iniciado en el género negro (y sin querer había marcado sus bases) desde su primera película “El halcón maltés” y especializado después con “Cayo largo”, era un gran admirador de W.R. Burnett (Autor de la novela en la que se basa la palícula) y ya habia adaptado con anterioridad alguna novela suya como “El último refugio” para Raoul Walsh. Así pues, su ilusión era adaptar y dirigir el mismo una de sus novelas. No es de extrañar, pues, que de tal interés se obtuviera tan magnífico resultado.

Para ello, Huston y Maddow elaboraron todo un prodigio de guión, construido como un mecanismo de relojería, en el que la narración cinematogràfica de estructura enlazada, hace que los personajes se crucen contínuamente y unas escenas se solapen a las siguientes de manera muy compacta, sin dar respiro al espectador. Cabe destacar, también, una puesta en escena muy cuidada en la que se saca provecho a todo encuadre. Una espléndida fotografía impregna la película con ese aire de romanticismo fatalista, tan característico del género de la época, para mostrarnos una ciudad solitaria, oscura y amenazadora; solamente poblada de bares, garitos de apuestas y habitaciones baratas. Todo ello esta reforzado con una verdadera sinfonía de primeros planos llenos de brillo y fuerza, que nos muestran el más íntimo pensamiento de los personajes. Para estos, Huston reunió uno de los mejores repartos de la historia: Impresionante Louis Calhern (El corrupto Emerich), inolvidable Sam Jaffe (el noble “doctor”), perfecto Sterling Hayden (el duro Dix), sobrecogedora Jean Hagen (en la triste Doll), estupendo James Whitmore (el fiel Guss) y especial atención a la parición breve pero electrizante de ese “portento de criatura” que era Marilyn Monroe en lo que sería el primer papel importante de su carrera, y no solo lo digo por sus facultades físicas sino también interpretativas.

Película radicalmente innovadora en su época en muchos aspectos, pero sobretodo, debido al cambio de mentalidad que supuso el tratamiento de los delincuentes; ya que estos aparecían como personajes de carne y hueso, intensamente humanos, al contrario que los policias y la gente que defiende la ley. El espectador acaba poniéndose de su parte, haciéndonos participar de sus pensamientos, de sus asuntos familiares, comprendiendo sus motivos y preocupaciones. Deseando que no suene la alarma en el robo. Al fin y al cabo “todos trabajamos para pagarnos un vicio” y aunque ese trabajo sea delictivo, eso no quita su profesionalidad. “El crimen es solo la consecuencia de un concepto equivocado de la vida” pero el único que tienen. El resultado fue tan duro y anticonformista que Huston se vio obligado a añadir la escena de las radios, casi al final de la película, para exaltar la labor de la policía, pero de la que Huston se salió inteligentemente airoso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Roderick Usher
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