"Misery" da mucho más de lo que aparenta. Bajo la apariencia de una película de intriga convencional se esconde una reflexión sobre la relación entre el escritor y sus seguidores más acérrimos y también de cómo el horizonte de expectativas de los lectores puede acabar condicionando el desarrollo de una novela.

Basada en una historia de Stephen King (que confieso no haber leído, además de que el autor no es precisamente un santo literario de mi devoción), la película mezcla de forma muy acertada los momentos de terror con otros en los que aparece una fina ironía e incluso el humor negro. Todo ello en un espacio que se ciñe, las más de las veces, a las cuatro paredes de una habitación.

Mención aparte merecen las actuaciones de Kathy Bates y de James Caan. La primera realiza una actuación antológica, recreando a una psicópata totalmente obsesionada con el autor de sus novelas favoritas. Sus cambios de humor están magníficamente logrados y graduados, pasando muchas veces de ser adorable a mostrarse totalmente despiadada. No desentona, ni mucho menos, James Caan, unas veces sufriendo con estoicismo, y con cierto sentido desdramatizador del humor, lo que el destino le ha deparado, y otras veces presa de la desesperación ante el secuestro al que está siendo sometido.

El suspense es otra de las bazas que juega la película, mostrándose Rob Reiner en este aspecto como un digno discípulo de Alfred Hitchcock. Pueden servir como muestra dos escenas que cito en el spoiler.

En resumen, que "Misery" es un claro ejemplo de que, a pesar de que en el cine de intriga y de terror ya está casi todo inventado, se puede hacer una notable película con talento detrás de la cámara, con un buen guion y con dos excepcionales actores.