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Venezuela Venezuela · caracas
Voto de Fellini:
4
Musical. Drama Adaptación de un musical de Broadway de 1982 que, a su vez, era un remake modernizado del "8 y medio" de Fellini. Narra la crisis personal y profesional de Guido Contini, un conocido director de cine (Daniel Day-Lewis). En la vida de Guido hay demasiadas mujeres: su esposa (Marion Cotillard), su amante (Penélope Cruz), su musa (Nicole Kidman), su confidente y diseñadora de vestuario (Judi Dench), una periodista de moda americana (Kate ... [+]
17 de marzo de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1963, Federico Fellini revolucionó el mundo cinematográfico con su obra maestra: “8 ½”, un film que aborda la vida de un director de cine inmerso en sus recuerdos, en un mundo onírico, donde el interior del artista se ve acosado por la asfixiante realidad. Pasaron más de 45 años para que otro director se atreviera a llevar nuevamente a la pantalla grande las vicisitudes de un director envuelto en una crisis existencial y creativa. El resultado: un pasticho crudo, titulado “Nine”.

“Nine” es la adaptación de un musical de Broadway, que a su vez se inspira en el film de Fellini. Esta adaptación, dirigida por Rob Marshall (Chicago), pecó de ambiciosa, intentó valerse del éxito de sus talentosas luminarias, para plasmar una obra carente de espíritu y personalidad, donde el ritmo del rodaje lo marca la imitación, sin nuevos aportes. Se notó forzado querer fundir el estilo de “Chicago” con la melancolía de “8 ½”.

Se pueden destacar: los destellos de sensualidad de Penélope Cruz, la estética en la primera secuencia de la Saraghina (Fergi) y la frescura en la coreografía de Kate Hudson, sin embargo, estas pocas escenas no suman más de 15 min y sucumbir a la ternura de los ojos de Marion Cotillard, sería caer en el juego superficial propuesto por Marshall. Mientras veía “Nine”, no podía sacar de mi mente la genialidad de Fellini y el sacrilegio que estaba cometiendo Marshall con tan patética adaptación. El Guido de Fellini inicia sus peripecias sumergido en una inmensa claustrofobia, que enmarca la profunda crisis que refleja a lo largo de la obra. El Guido de Marshall inicia hablando sobre el asesinato de las películas por parte de sus creadores, sin duda, una inteligente reflexión que su creador desechó al cambiarla por la vanalidad recurrente del film. Un estuche muy bonito, pero totalmente vacío.
Fellini
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