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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
9
Cine negro. Intriga. Thriller Tras suicidarse, el policía Tom Duncan deja una carta en la que confiesa haberse dejado sobornar por una banda de gángsters, pero también denuncia la corrupción de altos funcionarios. Cuando el sargento Dave Bannion trata de esclarecer su muerte tropieza con toda clase de obstáculos. (FILMAFFINITY)
1 de agosto de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Fritz Lang hizo algunas de las cumbres del cine mudo (“Metrópolis”,1927) y en su primera película sonora (“M, el vampiro de Düsseldorff”,1931) ya intuyó las posibilidades del sonoro, con “Los sobornados” realiza una obra de madurez, aceptada actualmente como una obra maestra y una de las cumbres del cine negro.
El escritor William P. McGuiver se basó en un caso real de corrupción ocurrido en Filadelfia para publicar una novela por entregas en el Saturday Evening Post, que la Columbia se apresuró a comprar antes incluso de que se publicara la serie completa.

La película ha dejado una huella imborrable por la tremenda escena del café hirviendo y aunque, indudablemente, es lo que más se recuerda, el film es mucho más. Por ejemplo, un inolvidable comienzo con un primer plano de un revólver que ya anuncia el tono general de la película.

La investigación que lleva a cabo el sargento de la policía Dave Bannion (Glen Ford) es el hilo conductor del relato, con una crítica implacable al estamento policial. Las logradas secuencias en el ámbito familiar llevan al espectador a identificarse con él y con sus métodos expeditivos (genial cara a cara en casa de Lagana), que en sus momentos de máxima agitación están a punto de traspasar su propio código ético. Así, por ejemplo, la complicidad con su esposa, la estupenda Jocelyn Brando, es total, hasta el punto de que le pide que no renuncie a sus ideales, porque lo ama tal como es.

En sus aprovechados 90 minutos no paran de suceder los acontecimientos, debido en parte a la velocidad y a la agilidad narrativa de Fritz Lang. Todo el film está impregnado por la sombra de la sospecha y el hedor a corrupción. El soborno es moneda de cambio en las más altas esferas policiales.
Otra de sus características es su inusitada violencia: los efectos del café hirviendo, las quemaduras de los cigarrillos, la explosión.
En el plano actoral, recital interpretativo tanto de los actores protagonistas como de los secundarios. Todos los personajes rezuman realismo (los diálogos fueron escritos por Sydney Boehm, que había trabajado anteriormente como periodista especializado en el mundo de la delincuencia).
Brillan por sí mismos tanto Glen Ford como Gloria Grahame, fantásticos ambos.

Muy Recomendable.
Gabriel Ufa
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