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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
8
Bélico. Western A principios de la Guerra de la Independencia Norteamericana (1775-1783) Colbert y Fonda forman parte de un grupo de campesinos rebeldes establecidos en una zona fronteriza del norte del estado de Nueva York, en la que luchan contra las tropas británicas y contra los indios. El maestro Ford exalta el espíritu patriota y los valores pioneros de los colonos al tiempo que retrata otro capítulo de la historia americana.
20 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para los que seguimos la carrera de Ford, hay varias cosas que llaman la atención en esta película:

1º Rodada en 1939, en mismo año que “La diligencia” y “El joven Lincoln”, muestra de un trabajo infatigable y excelso. Al año siguiente, nada menos que “Las uvas de la ira” y “Hombre intrépidos”. Derrochaba cine.

2º-Su gusto por retratar la historia de Estados Unidos. En este caso, la Guerra de la Independencia (1775-1783), siempre contada a través de sus personajes y su peculiar visión humana.

3º- Es la primera película de Ford rodada en color, con un Technicolor precioso, de un manejo de la paleta cromática exquisito, adaptándose a las nuevas tecnologías (no hay más que ver la excepcional persecución de indios a Henry Fonda). La película recibiría una nominación a la mejor fotografía en color, que fue a parar a “Lo que el viento se llevó”.

Entrando de lleno en la película, tengo que decir que me ha sorprendido bastante, gratamente. Es una película bastante desconocida, quizá la sombra de “La diligencia” es demasiado alargada. No la considera una obra maestra, pero sí muy notable.

De nuevo colaboración de Ford con Henry Fonda y John Carradine, éste con parche incluído. Y del lado femenino, Claudette Colbert, toda una estrella por aquel entonces (Oscar a mejor actriz en 1934 por “Sucedió una noche”). A pesar de no ser una de mis actrices favoritas, su interpretación es riquísima. Su evolución como mujer acomodada que no se adapta a su nueva vida en un principio, y luchadora y resilente después, es colosal, siempre en apoyo de su marido, incluso en los peores momentos, que son muchos. Una mujer fuerte, sin duda.

Al margen de esto, creo que como en todas las películas de Ford que he visto, y van casi 20, hay elementos más que suficientes para que sea una película más que recomendable.

La película es una adaptación de la novela “Drums along the Mohawk” y brinda un homenaje al valle que sufrió las embestidas de los británicos y sus aliados indios (una parte de los indios, pues estaban divididos), al norte de Nueva York. Destaca cómo refleja la capacidad de entrega, el trabajo de toda la comunidad y su sacrificio levantándose una y otra vez ante las adversidades. Hay una poderosa percepción de la construcción pero también de la destrucción: hay una boda, un aborto, la construcción de un hogar nuevo con su cosecha y su posterior destrucción, el nacimiento de un bebé al tiempo de un fallecimiento; en definitiva la construcción de una nación.
Todo ello combinando la lírica con un realismo pasmoso (por ejemplo la tala de árboles).

También muestra la crueldad de la guerra y sus consecuencias. En este caso recrea la batalla de Orinasky, una de las más sangrientas de la guerra. Para ello no escatima en imágenes, pero siempre con su habitual maestría, no se recrea, ya sea por medio de calculadas elipsis u obviando los horrores (la genial secuencia y diálogo de la amputación del general).

Y por supuesto, no falta el humor, sobre todo en el personaje de la viuda McKlennar, una mujer de armas tomar, completamente fordiana; hay una escena en que los indios entran abruptamente en la casa y quieren quemar su dormitorio. Por cierto, Edna May Oliver conseguiría por esta actuación una nominación al Oscar, que de nuevo fue para “Lo que el viento se llevó” (Hattie McDaniel, primera mujer afroamericana en ganarlo).

Los críticos apuntan a que no se profundiza demasiado en las causas de la guerra ni en las alianzas de los británicos con una parte de las tribus indias, lo que deja al espectador algo huérfano. No lo niego. No habría venido mal una pequeña contextualización histórica, a pesar de no ser el estilo de Ford (sugerir, no mostrar). A algunos secundarios les falta desarrollo, sobre todo al antagonista, John Carradine (el británico con parche), que en su primera aparición se limita a preguntarles a la pareja por su ideología política.

Ello, unido a que la narración también parece algo episódica, con cortes abruptos, también común en Ford (“Centauros del desierto”, sin ir más lejos), creo que es lo que hace que no llegue a estar a la altura de otras obras maestras suyas. Pero, de nuevo, poniendo en la balanza esta cinta, no hay duda de que se trata de una gran película, que nos muestra un pedazo de la creación de Estados Unidos, con unas interpretaciones fascinantes, y unos momentos que se quedan en la retina como solo el maestro Ford sabe hacer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
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