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España España · Almería
Voto de Gabriel Ufa:
8
Drama. Intriga Al poco tiempo de perder a su esposa Rebeca, el aristócrata inglés Maxim De Winter conoce en Montecarlo a una joven humilde, dama de compañía de una señora americana. De Winter y la joven se casan y se van a vivir a Inglaterra, a la mansión de Manderley, residencia habitual de Maxim. La nueva señora De Winter se da cuenta muy pronto de que todo allí está impregnado del recuerdo de Rebeca. (FILMAFFINITY)
15 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerada la primera obra maestra de Hitchcock, puede ser que sea su película más romántica. Una de las mayores bazas del film es que el espectador comparte el sentimiento de soledad y desorientación que tiene Joan Fontaine en Manderlay.

Como dato destacado, cabe decir que “Rebeca” fue la primera película americana dirigida por Alfred Hitchcock (menuda entrada en Hollywood), y curiosamente la única que consiguió ganar el Oscar a la mejor película. Ese mismo año optaba también a la mejor película otra obra suya, “Enviado especial”. El premio a mejor director fue para John Ford, con “Las uvas de la ira”. Menudo año.

La primera parte del film es de una maestría absoluta. Se vale de un montaje perfecto, una rica presentación de personajes, básicamente 3: Laurence Olivier (Maxim de Winter), Joan Fontaine (la dama de compañía)y Florence Bates (la vanidosa señora Van Hopper). El otro personaje, y qué personaje, aparece algo después. Respecto al desenlace no soy tan entusiasta, aunque el conjunto es sobresaliente.

Las interpretaciones, sin excepción, son portentosas. Incluso los secundarios brillan con luz propia, como el incondicional amigo del Sr.Maxim de Winter, Reginald Denny (magistral), la pareja de cuñados (geniales, con Nigel Bruce con un simpático traje de hombre forzudo) o el más incisivo George Sanders, que aporta esas gotas de maledicencia (genial actor premiado en 1950 con el Oscar por “Eva al desnudo”).

Aquí la actuación estelar, por encima de las grandes estrellas, es, sin ninguna duda, la de la ama de llaves, Judith Anderson, la inolvidable señora Danvers. Maravillosa interpretación. Y por supuesto, meritazo de Hitchcock, como magnífico director de actores/actrices. Destaco también la portentosa iluminación con unos magistrales claroscuros, que hacen aún más siniestra a la pérfida sirvienta. Consiguió el Oscar a la mejor fotografía en blanco y negro.

La dulcísima interpretación de Joan Fontaine al comienzo, magistral, pronto se va tornando en angustia, buscando la aceptación de su ama de llaves, un personaje de lo más siniestro que se puede ver en la gran pantalla. La verberación de ésta hacia su antigua señora, más allá de la admiración sin límites, roza, en un caso insólito para los años 40, el lesbianismo. Todo ello es el contrapunto perfecto hacia el complejo de inferioridad que muestra la frágil Fontaine.

¿Es una película perfecta? Casi. ¿Algún fallo? Podríamos decir que chirrían algunas transparencias, pero hasta para eso el maestro Hitchcock era un genio. Siendo un poco más incisivo, es cierto que la duración es algo más de lo indispensable, quizá por la trama judicial. Sobrar, no sobra nada, pero se podía haber contado en menos tiempo.
No se puede olvidar la potente partitura de Franz Waxman, que contribuye a darle el toque final con potentes momentos de tensión, creando una atmósfera sombría inolvidable.

Hitchcock consigue moverse con asombrosa maestría desde el drama psicológico hacia el suspense, pasando por el misterio, todo ello con una portentosa dirección de actores, con interpretaciones antológicas. La dirección artística es maravillosa. La mansión de Manderlay es fascinante, así como la parte de Montecarlo. El vestuario también es digno de reseñar, que en los cuerpos de Joane Fontaine y Laurence Olivier son excepcionales. Muy destacable también en el baile de disfraces.

Peliculón.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
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