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España España · Barcelona
Voto de polvidal:
8
Thriller. Drama Adaptación de la novela homónima de Truman Capote. Un honrado granjero de Kansas lleva una vida tranquila con su esposa y sus dos hijos. No puede sospechar ni remotamente que él y su familia van a ser asesinados por dos ex-presidiarios con las facultades mentales perturbadas. (FILMAFFINITY)
15 de diciembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En plena vorágine de las series criminales basadas en hechos reales conviene echar la vista atrás y comprobar que el género hace décadas que existe. De hecho, el admirado Ryan Murphy y su ‘American crime story’ junto a todas las series, documentales, miniseries y demás vueltas de tuerca que pueblan las plataformas televisivas tienen un claro molde al que ajustarse y que se remonta más de 50 años atrás: Truman Capote y la novela de no ficción. Con ‘A sangre fría’ el escritor de Nueva Orleans inauguró un cruce entre literatura y periodismo que nadie, ni siquiera en la pequeña o la gran pantalla, ha sabido emular.

Un ejemplo lo encontramos en la adaptación de su obra maestra, que llegó justo un año después de la publicación en 1966. A pesar de su minuciosa fidelidad al libro resulta imposible trasladar en imágenes la exhaustiva labor del periodista en su investigación sobre el terrible asesinato de cuatro miembros de una familia en la tranquila localidad de Holcomb, en Kansas. Terrible, trágico, siniestro, espeluznante, atroz. Son las coletillas que suelen acompañar a la crónica negra, recurso fácil para enganchar al espectador de los programas matinales o los informativos pero que en manos de Capote resultan innecesarios. En su caso, la tragedia emana de la propia narración.

Porque si la gran mayoría de crónicas de sucesos se regocijan en los detalles escabrosos, en la investigación policial, en el dolor de las víctimas, la de Capote es una mirada auténticamente periodística, en busca de esa sexta W que los medios, con las prisas, se suelen saltar. El por qué. En su trabajo de campo decidió incluir de igual forma a los culpables de la barbarie, tratando de sortear su documentada simpatía por uno de ellos, Perry Smith, para brindar un relato objetivo y ecuánime, en el que más que tomar partido trataba de entender a todas las partes.

‘A sangre fría’, el filme, no es tan neutral como el periodista. Pequeños detalles como la banda sonora denotan un posicionamiento lógico hacia las víctimas. Imposible mantener la equidistancia cuando entran en juego los recursos cinematográficos. Sin embargo, la cinta de Richard Brooks permanece fiel en la amplitud de miras, simultaneando el punto de vista de los asesinos con la congoja de una comunidad ajena hasta entonces a las noticias de primera plana. El relato, como en la novela original, está contado de manera exquisita, sin el nivel de detalle al que puede recurrir un libro cercano a las mil páginas, pero sin descuidar ni una sola de las fases del proceso criminal.

Con una fotografía impecable y una cuidadísima puesta en escena, ‘A sangre fría’, la película, nos va adentrando desde el comienzo en una desgraciada historia que se va mascando en cada elemento, desde la niebla que envuelve cada rincón de la escena del crimen al ritmo de jazz que acompaña buena parte de las andanzas de los asesinos. Aunque la empatía con ellos, si es que llega a haberla, es menos efectiva que en el libro, el cuál indaga mucho más a fondo en su pasado para llegar a comprender su comportamiento, la escena final, que discurre en un lugar llamado ‘la esquina’, es de las que acongoja.

Libro y filme constituyen un tándem imprescindible para entender las bases del buen periodismo de sucesos. Si además uno quiere sumergirse con nota en el trabajo de Capote no está de más el visionado complementario de la película que lleva su nombre, de Bennett Miller, e ‘Historia de un crimen’, de Douglas McGrath. Bienvenidos al absorbente y adictivo universo del autor de ‘Desayuno con diamantes’.
polvidal
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