Espantosa, inmunda, deplorable y estúpida. Que todo un Michael Caine accediera a protagonizar semejante bodrio nos indica claramente lo jodido que tiene que ser aguantar más de 50 años en la industria de cine norteamericana: unas veces te ves trabajando con maestros del cine y otras con mindundis de medio pelo al servicio de productores, jonkies de la pasta gansa sin rubor, moral o vergüenza ajena.

Hablamos de una cinta surrealista, mal dirigida y peor perpetrada: se supone que un nuevo tiburón, familiar del primer tiburón finado en la primera parte viene a vengarse contra la familia Brody.

Si ya el argumento es lamentable, la realización y personajes provocan isquemia espasmódica: personajes sin vida, sin personalidad, situaciones ridículas, tiburón que imita a un león/elefante y un Michael Caine pagafanteando a la viuda de Brody.

Es una cinta que no merece ninguna atención y el mero hecho de dedicarle una crítica es para advertir de la inmundicia que abunda en su metraje: estáis advertidos.