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Voto de Andrés Vélez Cuervo:
8
Thriller. Acción. Drama En la zona fronteriza que se extiende entre Estados Unidos y México, la joven Kate Macer, una idealista agente del FBI, es reclutada por una fuerza de élite del Gobierno para luchar contra el narcotráfico. Bajo el mando de Matt Graver, un frío miembro de las fuerzas gubernamentales, y de Alejandro, un enigmático asesor, el equipo emprende una misión que lleva a la mujer a cuestionarse sus convicciones sobre la guerra contra los narcos y ... [+]
4 de octubre de 2015
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sepa usted de entrada que a mí Denis Villeneuve cada vez me gusta más como director y que el tipo de cine hacia el que se decanta cada vez con mayor claridad es probablemente el que me resulta de mayor interés cinéfilo como espectador y como comentarista cinematográfico. Así las cosas, tras mucha espera, para cuando por fin tuve la oportunidad de ver su nueva película, Sicario, hace unos días, ya llevaba las expectativas bien altas y, cosa curiosa y gratificante, de ninguna manera me decepcionó.
Con toda seguridad usted escuchará decir cuando se hable de este nuevo largometraje, y no sin razón, que su director se le está vendiendo al cine de acción, al criminal y al thriller, pero según mi manera de ver las cosas, eso está lejos, muy lejos, de ser un defecto.
Voy a ponerlo en estos términos: Denis Villeneuve es hoy por hoy uno de los más dignos descendientes de la semilla hitchcockiana, esa que nos enseñó que el gran talento artístico, la profundidad discursiva, la relevancia estética y la genialidad no tienen que ir en contravía con las dimensiones comercial y lúdica del séptimo arte; todo lo contrario, deben hermanarse con ellas (increíble que nos hayan tenido que enseñar algo que una vez enunciado resulta casi una obviedad). Y así es Sicario, una película pensada al detalle para que le eche correas al espectador y no lo deje ni parpadear. Villeneuve se mete aquí en el negocio de las experiencias cinematográficas, como ya lo venía haciendo en sus últimas obras, transportándonos a estados emocionales incómodamente inquietantes y entretenidos, pero claro, siempre con esa mirada sórdida y desangelada que tanto le gusta.
Sí, en efecto, esta es una película llena de acción y cadáveres. Alguien me dijo en estos días que se sintió devuelta al cine de acción de los ochenta al vela. Para ella era algo negativo, para mí eso es una gozada porque mis imaginarios visuales más precoces se formaron en el cine de los ochenta y los noventa (esa época de supuesta crisis creativa en la que se afianzó el modelo del bluckbuster y que tuvo un poder para encumbrar íconos, creo que como ninguna otra), y en realidad Villeneuve, si bien hace uso de sus recursos, los complejiza a través de una mirada inteligente y detallista que esconde una gigantesca trampa para ratas preparada para rompernos la estabilidad ética.
Esa trampa está construida con tres elementos de notable factura. En primer lugar, un guion limpiamente escrito, conocedor de los géneros de los que se alimenta (el thriller, el noir, el suspenso), de la pluma de Taylor Sheridan (por increíble que parezca el tipo es realmente nuevo en el oficio, pues su carrera la ha dedicado a la actuación, no a la escritura), que aunque pueda parecer simple, está plagado de tensión y emoción, y que de manera muy astuta recluye al espectador de lleno en el punto de vista de la protagonista, Kate Macer (Emily Blunt), esa ingenua agente del FBI que no sabe un carajo e intenta entender una situación absurda que la supera por completo, en una historia donde no hay ni siquiera un rompecabezas para que ella y el espectador intenten armar, sino un total ocultamiento que genera desesperación y que solo lleva a la gran respuesta de que el sistema está demasiado podrido como para que las buenas maneras de los ciudadanos correctos siquiera no parezcan ridículas. Sí, efectivamente el guion está construido sobre aquel ya archiconocido discurso paramilitar hollywoodense de quienes rompen la legalidad para hacer justicia y cambiar las cosas ante un sistema que no sirve para nada (a lo Bronson), pero aquí ese discurso se pone en crisis, ya verá usted de qué manera, en medio del contexto salvaje de la guerra contra las drogas.
En segundo lugar, y como es tan sana costumbre en Villeneuve, están los memorables aciertos visuales de la película, que son jugosos y abundantísimos desde el principio hasta el final. Prepárese para la delicia de ese descubrimiento inicial de los cadáveres tras las paredes, la hermosa barbarie estética de las víctimas descuartizadas de los carteles mexicanos o esa preciosa secuencia del túnel de la que prefiero no decir más para que usted la vea con ojos limpios.
Y en tercer lugar está la música. ¡Qué cosa más estupenda!, hecha más a partir de ruidos industriales (?) que de instrumentalización tradicional y que genera una paranoia, una tensión, una incertidumbre y una incomodidad emocional de aquellas por las que vale la pena pagar entradas al cine.
Sicario se estrena en Colombia el jueves 08 de octubre. Si usted ya conoce el trabajo de Denis Villeneuve, seguramente querrá ir a verla. Si no lo conoce, esta es una buena oportunidad que seguramente lo llenará de inquietudes, entre otras, como a mí, la de qué irá a hacer este buen hombre con la secuela de Blade Runner que se le ha encomendado y que se planea esté lista para 2017.
Andrés Vélez Cuervo
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