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España España · Barcelona
Voto de Arbequina:
7
Drama En 1957, doce años después de la II Guerra Mundial (1939-1945) y del fin del Tercer Reich, el Fiscal General Fritz Bauer se comprome a detener a los criminales nazis. El hecho decisivo es la localización del Adolf Eichmann, miembro clave de las SS. (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se inicia con la confesión en entrevista del criminal Adolf Eichmann. Se arrepiente? Claro, pero no de lo que usted se piensa: se arrepiente de no haber ayudado lo suficiente a exterminar a los Judíos, que cifra en 10,3 millones. Si se reprocha algo es solamente su parte en ese fracaso del nazismo.

Tras este impactante inicio, la pel·lícula se construye entorno a una premisa que va desvelandose poco a poco: La Alemania occidental de postguerra, igual que Eichmann, está muy lejos de poder - e incluso querer - pasar la página de su reciente pasado totalitario y criminal; muchos de sus puestos directivos tanto públicos como privados están plagados de antiguos miembros nazis, y los que no lo son, en parte por miedo al poder que aún conservan los nazis, en parte por preferir batallar el día a día de una joven República, los ignoran negligentemente y los toleran.

Solo el protagonista, el fiscal general de Hesse, Fritz Bauer, entiende la importancia que tiene para Alemania llevar a cabo un proceso de penitencia, siendo ella misma la que juzgue a sus criminales nazis, aceptando su culpabilidad y liderando su propia regeneración. Su impotencia frente a la oposición que encuentra (nazi, administrativa, etc.) simboliza la derrota de la nueva Alemania en su intento de desterrar sus pesadillas.

El proceso de la caza de Eichmann, con sus intrigas en la administración alemana, los contactos que Bauer mantiene con el Mossad, quien finalmente realizará la captura, el uso de un supuesto agente doble de la Stasi, además de la doble condición de homosexual y judío de Bauer y su predilección profesional por un fiscal posiblemente también homosexual, servirán de hilo conductor a la película, que en ningún momento carece de interés y ritmo.

Las actuaciones me han parecido especialmente buenas, la ambientación también (aunque limitada a los ámbitos en los que se mueve, que son pocos) y, a pesar que se opta por un formato estético más bien clásico y conservador, en ningún momento me ha resultado aburrido o cansino.

Recomendada para los que gusten de películas ambientadas en el pasado y con una relfexión sociopolítica interesante. Los que vengan esperando una película judicial, o de espías o política, no es ninguna de las tres cosas si no superficialmente.

Lo mejor: La autocrítica (pues la película es alemana) que se practica en el tema de la película. Cómo se muestra que un cambio político, por muy radical que parezca, no necesariamente significa un cambio sociológico, si no más bien lo contrario, y cómo quien mueve los hilos normalmente es capaz de seguirlos moviendo independientemente de los cambios políticos que se produzcan, y que , precisamente porque siguen en el poder los mismos actores, esos cambios políticos son más bien dérmicos.

Lo peor: La subhistoria sobre la homosexualidad. Sirve al propósito de la película, pero es posible que distraiga un poco.

Nota: 7
Arbequina
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