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Voto de John Giraldo:
8
Western. Aventuras Después del asesinato de su padre, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una chica de catorce años firmemente decidida a hacer justicia, contrata los servicios del veterano agente del Gobierno Rooster Cogburn (Jeff Bridges), borracho y excelente pistolero. Así ambos se ponen en camino y entran en territorio indio para dar caza a Tom Chaney (Josh Brolin) en compañía de LaBoeuf (Matt Damon), un ránger de Texas que busca al fugitivo por el ... [+]
12 de febrero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por: John Harold Giraldo Herrera
Los Coen han regresado con su cita anual de cine. Luego de Este no es un país para viejos (2007) en donde el personaje Anton Chigurh (interpretado por Javier Bardem) hace de matón despiadado en una especie de Oeste cerca a la frontera de México con Estados Unidos, en Temple de acero –su nueva producción- muestran que en el oeste verdadero los menores de edad también cobran venganza, incluso una niña de 14 años. Un remake, cuya característica, es contar con el toque de los Coen.

Quienes piensan que las películas del viejo oeste ya no dicen nada, pues al ver True Grit o Temple de acero recuperamos una vez más la idea de que el Oeste sí tiene mucho por contar. Más si tiene la visión de unos hermanos quienes en cada film dejan una ironía maximizada. El oeste no sólo es tal, el escenario es lo de menos, la trama de violencia y venganza es lo apremiante. No hay película de ellos que no cuente con una ironía, sucede en Un hombre serio (2008), en donde un profesor ve su vida colapsada por no poder producir académicamente, su familia está deshecha, y sus proyectos poco a poco van decayendo; de igual modo hay una gran ironía en Quémese después de leerse (2008) en donde un ingenuo entrenador de gimnasio encuentra un Cd que será su acabose. Ni qué decir de su clásico Muerte entre las flores (1990), o del Quinteto de la muerte (2004) película que no deja vivo ninguno de sus protagonistas principales por ser asesinados y qué ironía la de El hombre que nunca estuvo (2001), cuyo título ya sugiere la trama de la película. En su nueva película, sin ninguna carga emotiva, vamos de la mano de la dulzura de una niña a su lado de coraje, de la luz en lo fotográfico a la oscuridad, de un ritmo lento en la narración a uno álgido, de la aventura a la intriga. De una película simple a una que seguirá rodando en nosotros.

Los Coen son de esos directores que hacen cine para exorcizar sus demonios. Unos demonios sobrevivientes desde las raíces propias del ser humano, tal vez exorcizar sea decir mucho, es mejor quedarse con recrear. No es la típica comedia de los Coen, sin embargo es una de esas películas de humor negro, que pone en juicio una serie de valores norteamericanos y universales. Las leyendas del Oeste aunque desencantadas del mundo se ponen en acción, me refiero a que En Temple de acero podemos apreciar un papel brillante del actor Jef Bridges, interpretando al temido y descorazonado comisario "Rooster" Cogburn, porque mezclará su vida angustiosa, pero llena de triunfos en la caza de hombres, con una niña quien lo contrata para no dejar impune la muerte de su padre. Para mediar, aparece un clásico ranger, un texano, ofrecido para ir tras la pandilla del asesino Tom Chaney. Los tres asaltaran el camino para hacer cada una de las suyas. Por un lado, Cogburn demostrará la audacia de ser un experto, el ranger, su habilidad y pericia y la niña de 14 años el casi descubrimiento del mundo a través del viejo oeste.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
John Giraldo
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