Película ambientada en el contexto de la II Guerra Mundial durante la ocupación alemana en Francia. Sigue un par de historias en paralelo que coincidirán durante el estreno de un film de propaganda Nazi de gran importancia.

Las historias son las de Shosanna (Mélanie Laurent) una chica judía que logra sobrevivir al asesinato de toda su familia a manos del coronel de la SS Hans Landa (Christoph Waltz) y la del teniente Aldo Raine (Brad Pitt), que junta a un grupo de soldados estadounidenses de origen judío apodados los bastardos.

Quentin Tarantino fiel a su estilo logra amarrar una gran historia, con distintas aristas y situaciones que transcurren con genial ritmo durante el poco más de dos horas y media de metraje que tiene el film. Pero además con unos personajes impresionantes y mejor actuados, un gran elenco sin falla alguna.

El aspecto visual del film es genial, realmente el director se apropia del contexto en su totalidad, lo hace suyo y de ahí que maneje la trama a su antojo y tenga la valentía de transgredir totalmente la realidad y hacer ficción esa parte de la Historia.

El sello de Tarantino no se pierde, un enorme soundtrack, quizá mi preferido en un film de este realizador, que acompaña bien las imágenes, en una dirección que derrocha virtuosismo y engalana la pantalla, largos diálogos y ese ácido humor negro tan característico.

Inglourious Basterds en síntesis es un film que disfruto más cada vez que lo veo, es ideal, inmejorable y perfecto. Y esto es muy personal, pero es la obra que cambio mi forma de ver el cine y que me abrió los ojos. Monumental.