Es importante resaltar antes de iniciar la reseña de esta película, que apreciar el arte de las pinturas no es mi punto más fuerte, por lo que mis conocimientos son muy banales, incluso ni siquiera recuerdo como llegué a conseguir esta película, pero bueno, la procedí a ver y paso a comentar.

El film muestra el desarrollo artístico de Jackson Pollock (Ed Harris), como inició con pequeñas exposiciones, con obras diferentes y revolucionarias, logrando poco a poco sobresalir y ganarse un nombre. Sin embargo, todo esto acompañado de un grave alcoholismo que, salvo durante una época, le afectó toda su vida.

Así vamos viendo la evolución artística y personal de este individuo, su relación con sus allegados, con su esposa y su hermano principalmente, hasta llegar a un punto que prácticamente no tiene retorno, con una flaqueza en sus trabajos, y donde básicamente pasaba borracho todo el tiempo.

La película tiene dos horas de metraje, duración que se antoja excesiva, esto porque el film en muchos tramos se antoja repetitivo, como que no avanza, en especial en el trastorno alcohólico de Pollock (que ya entendemos que el hombre estaba enfermo), por cierto Harris lo hace muy bien, en especial antes de que se metiera la barba.

Seguramente, alguien que siga la carrera de este artista estadounidense pueda disfrutar en mayor medida de un film como este, que no digo que sea malo, ya que es una biografía bastante correcta pero que sin embargo, es una obra que no creo que repita alguna vez, puesto que no da para más, y todo lo que tenía que ver lo vi.