Aunque habrá un momento en la película, donde la capitana Varela tendrá que hacer uso de su arma y olvidar el instrumental médico, para salvar a su compañero, el teniente Conté (Raúl Mérida). Una decisión tomada en un momento de máxima tensión, que sin embargo no afectará a la médico, ya que a los pocos segundos retomará su labor con un herido. De modo que Varela va a representar a la ciencia, pero sin olvidar su capacidad guerrera, a diferencia de compañeros como Conte o el personaje interpretado por Roberto Álamo, que personifican al típico militar guiado por la pura acción. No obstante, Martínez aporta dimensión a las vidas personales de los personajes principales, convirtiéndolos en algo más que fuertes y valerosos militares. Es el caso del personaje llevado a la pantalla por Álamo, al que vemos muy unido a su cuñada (Varela) y del que sabemos que está pasando por un momento personal delicado o el caso de Conte, con esa unión ambigua hacia su padre, militar fallecido. Una introducción de la vida personal de los personajes que ayuda a la humanización de estos militares.
Pero además del proceso de humanización, llama la atención el empoderamiento de la mujer. De hecho la capitana Varela se puede decir que es la protagonista de la acción, con su rango jerárquico y el respeto y admiración que causa entre un mundo enminetemente masculino. Pero Isabel no está sola en este relato y cuenta también con una joven inexperta( Íngrid García Jonsson), pero que se demuestra eficaz en los momentos decisorios y una tiradora de elite que deja a sus compañeros y sus bravuconadas amansadas.

Como se ha dicho ésta es una cinta militar y por lo tanto el carácter vertical de su estructura es muy relevante, quedando aquí, bastante, en entredicho. Durante toda la trama observamos como los altos mandos aguardan en el centro de operaciones, sin oler la metralla, mientras los de abajo se juegan la vida por ayudar a los heridos y salvar el helicóptero. Una estructura claramente piramidal (la militar), que sin embargo está aquí llena de compañerismo y sacrificio, entre los que de verdad se juegan la vida y defienden de forma plena una bandera (en este caso la española).

En definitiva, una película típica de acción con planos muy cortos, numerosas secuencias de tiroteos y una cuidada realización tanto de las secuencias con el helicóptero como de las secuencias nocturnas. Además de una localización (Afganistan) perfectamente recreada, con ese ambiente sobrecogedor, repleto de polvo y de una aridez desalentadora. Todo ello elementos que contribuyen a considerar Zona hostil como una entretenida cinta que cumple todos los requisitos del género de acción, a la que quizás solo le chirrían algunas interpretaciones secundarias.
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