A simple vista perece que nos encontramos anta la típica comedia estudiantil repleta de animadoras, deportistas y frikis inadaptados. En realidad se trata de eso, pero como si la historia la contara un neurótico Woody Allen.

El típico grupo de chicas populares, es aquí sustituido por una especie de ONG antisuicidios, que intenta ayudar a los más deseperados. Si a esto le sumamos su labor humanitaria hacia los más torpes del campus, se convierte en una agridulce visión de esos patitos feos que siempre están en un segundo término.

No hay reinas del baile, ni chulos con gomina. Los, mejor dicho, las protagonistas son las primeras en reivindicar su diferéncia ante los más populares y seguir un camino completamente distinto al de otras películas del género.