Siempre he pensado que esta película es como mi polla, agradable y divertida, sobre todo para las féminas más zorras.

Tras esta agradable introducción, que joderá vivos a mis detractores más acérrimos, prosigo con esta crítica, cual Don Quijote urbano. (Digo urbano como digo, de barrio residencial en urbanización de clase media-alta con BMW en la puerta y pista de tenis para la comunidad).

Lo cierto es que este film es como el buen vino, mejora con los visionados. Ayer la vi por décima vez y me descojoné más que cualquier otra. No es una película de humor al uso, como La lista de Schindler, por poner un ejemplo de comedia facilona, es una película de culto, por lo que siempre la veo haciendo abdominales (por lo del culto al cuerpo, quiero decir).

Un amigo mío (o un tipo al que escupo en la cerveza cuando se descuida), me dijo que no le había parecido gran cosa. Eso me lo dijo mientras nos encontrábamos de fiesta en su morada. Por supuesto, me puse hasta el culo de champagne y me oriné en su alfombra, por hijo de puta ignorante.


No pretendo ser malhablado cuando realizo esta crítica, pero soy tan fanático que odio a la gente que no le gusta esta película.