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Voto de Chidori:
10
1996
6,5
32.526
Animación. Infantil. Drama. Musical
Oculto a las miradas de todos los ciudadanos de París, en lo alto del campanario de la catedral de Notre Dame, vive Quasimodo. Su tutor, el juez Frollo, no le permite bajar nunca del Campanario. En compañía de tres simpáticas gárgolas de piedra, Victor, Hugo y Laverne, Quasimodo pasa las horas observando el bullicioso ir y venir de la gente. Hasta que un día, decide bajar a escondidas y conoce a la bella Esmeralda, con la que vivirá su mayor aventura. (FILMAFFINITY) [+]
21 de marzo de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo el día que vi por primera vez el tráiler de El jorobado durante los avances del VHS de Pocahontas. Una misteriosa figura de aspecto desconsolado sentada sobre las vigas de un campanario, un hombre completamente vestido de negro pronunciando una frase que se me quedó grabada a fuego: “Recuerda, Quasimodo, éste es tu santuario”.
Y de pronto, los coros arrancan con fuerza. Veo gente corriendo, fuego y acrobacias. Recuerdo haberme quedado plantada en el sofá con los ojos como platos, segura a mis seis añitos de que esa película no podía ser para niños por mucho que fuera de dibujos. No quería ir a verla porque estaba segura de que saldría del cine con los pantalones cagados. Pero he aquí que mis padres quedan un día con mis tíos y primos para ir al cine. Lo siguiente que recuerdo es haber disfrutado como nunca jamás había disfrutado en una sala de cine, para acto seguido salir de la mano de mi prima entre gritos y súplicas a nuestros padres para que volvieran a llevarnos a verla.
Imagino que adaptar la obra de Víctor Hugo fue una odisea. La novela ya es de por sí bastante oscura, y estoy segura que muchos puristas se llevaron las manos a la cabeza nada más anunciarse la película. Reconozco que El Jorobado no es, en cuanto adaptación, la mejor versión de la novela de Hugo, pero a mi entender es de las que mejor refleja la tristeza, el odio, el patetismo y la sexualidad inherentes del libro. Y sobre lo que Disney aportó y añadió, lo considero necesario. Inclusive las gárgolas, muy molestas a ojos de un adulto, divertidas para un niño, que liberan las escenas en que aparecen de muchísima carga dramática que no muchos críos hubieran aguantado.
Es el tratamiento de las escenas y situaciones de los mejores aciertos de la película. Por poner el ejemplo de la sexualidad: se ha puesto de moda meter como mínimo alguna broma de contenido sexual en la mayoría de las películas de animación (para que los papás no se duerman, supongo). Bien, la diferencia de estos gags con lo mostrado en El Jorobado es, básicamente, la sutileza. Las situaciones de la actualidad puede pillarlas cualquier crío que acabe de descubrir que lo de la cigüeña es un cuento chino. En El Jorobado, cuando eres un niño, ves a Frollo como el malo de turno. Pero cuando la ves de adulto te quedas de piedra al ver la de frases y momentos verdes que en su día no cogiste.
(Sigue en spoiler)
Y de pronto, los coros arrancan con fuerza. Veo gente corriendo, fuego y acrobacias. Recuerdo haberme quedado plantada en el sofá con los ojos como platos, segura a mis seis añitos de que esa película no podía ser para niños por mucho que fuera de dibujos. No quería ir a verla porque estaba segura de que saldría del cine con los pantalones cagados. Pero he aquí que mis padres quedan un día con mis tíos y primos para ir al cine. Lo siguiente que recuerdo es haber disfrutado como nunca jamás había disfrutado en una sala de cine, para acto seguido salir de la mano de mi prima entre gritos y súplicas a nuestros padres para que volvieran a llevarnos a verla.
Imagino que adaptar la obra de Víctor Hugo fue una odisea. La novela ya es de por sí bastante oscura, y estoy segura que muchos puristas se llevaron las manos a la cabeza nada más anunciarse la película. Reconozco que El Jorobado no es, en cuanto adaptación, la mejor versión de la novela de Hugo, pero a mi entender es de las que mejor refleja la tristeza, el odio, el patetismo y la sexualidad inherentes del libro. Y sobre lo que Disney aportó y añadió, lo considero necesario. Inclusive las gárgolas, muy molestas a ojos de un adulto, divertidas para un niño, que liberan las escenas en que aparecen de muchísima carga dramática que no muchos críos hubieran aguantado.
Es el tratamiento de las escenas y situaciones de los mejores aciertos de la película. Por poner el ejemplo de la sexualidad: se ha puesto de moda meter como mínimo alguna broma de contenido sexual en la mayoría de las películas de animación (para que los papás no se duerman, supongo). Bien, la diferencia de estos gags con lo mostrado en El Jorobado es, básicamente, la sutileza. Las situaciones de la actualidad puede pillarlas cualquier crío que acabe de descubrir que lo de la cigüeña es un cuento chino. En El Jorobado, cuando eres un niño, ves a Frollo como el malo de turno. Pero cuando la ves de adulto te quedas de piedra al ver la de frases y momentos verdes que en su día no cogiste.
(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Los personajes, aunque muy cambiados en relación a la novela, están muy bien llevados. De todos ellos el juez Frollo se lleva la palma. Uno de los villanos más humanos y malvados de la factoría Disney, genialmente doblado al castellano por Constantino Romero, tiene además el honor de protagonizar una de las mejores canciones de la historia Disney. A solas en el Palacio de Justicia, a la luz de una enorme chimenea, nuestro malo de turno pierde de pronto todo su poder. Durante 3 minutos, acompañado por los apasionados compases de Hellfire, no es más que un hombre que se enfrenta a sus propios demonios, y destila una humanidad muy pocas veces vista en el mundo de la animación.
Y hablando de música, Alan Menken y Stephen Schwartz lo dieron todo en la banda sonora. Los tañidos de las campanas, los espectaculares coros en latín y la fuerza de las canciones, amén de las letras, hacen de la banda sonora de las mejores salidas de la casa del ratón (Sanctuary, otra señora escena ante la que me quito el sombrero). Ya he hablado antes de Frollo y Hellfire, pero también son magistrales las escenas de Quasimodo y Esmeralda. Él haciendo cabriolas sobre los contrafuertes, ella orando por un mundo mejor, arropados ambos por los muros de Notre Dame (momentazo el de la vidriera y los feligreses alzando las palmas). Y además están, por supuesto, The Bells of Notre Dame y Heaven's Light. Épica una, preciosa la otra. Una BSO de lujo para un peliculón.
Terminaré este pestiñazo de crítica resaltando otro punto a su favor, que es la gran oda que Disney hizo a la misma Notre Dame. Los artistas convirtieron la catedral en un personaje más, mudo pero de vital importancia en la acción. En cada toma, en cada plano de Quasimodo trepando por los muros, en cada vista general de París, sientes la presencia de Notre Dame, su soberanía sobre los demás edificios y sus gentes.
En suma: Grande Menken, grande Schwartz, grandes los animadores, grandes los guionistas, grande Constantino (Vader) Romero. Grande Disney.
Y hablando de música, Alan Menken y Stephen Schwartz lo dieron todo en la banda sonora. Los tañidos de las campanas, los espectaculares coros en latín y la fuerza de las canciones, amén de las letras, hacen de la banda sonora de las mejores salidas de la casa del ratón (Sanctuary, otra señora escena ante la que me quito el sombrero). Ya he hablado antes de Frollo y Hellfire, pero también son magistrales las escenas de Quasimodo y Esmeralda. Él haciendo cabriolas sobre los contrafuertes, ella orando por un mundo mejor, arropados ambos por los muros de Notre Dame (momentazo el de la vidriera y los feligreses alzando las palmas). Y además están, por supuesto, The Bells of Notre Dame y Heaven's Light. Épica una, preciosa la otra. Una BSO de lujo para un peliculón.
Terminaré este pestiñazo de crítica resaltando otro punto a su favor, que es la gran oda que Disney hizo a la misma Notre Dame. Los artistas convirtieron la catedral en un personaje más, mudo pero de vital importancia en la acción. En cada toma, en cada plano de Quasimodo trepando por los muros, en cada vista general de París, sientes la presencia de Notre Dame, su soberanía sobre los demás edificios y sus gentes.
En suma: Grande Menken, grande Schwartz, grandes los animadores, grandes los guionistas, grande Constantino (Vader) Romero. Grande Disney.