Esta es una muestra de una película que podría haber sido bastante mejor con unas pinceladas maestras que cambiaran ciertos aspectos. Gary Gray comienza la cinta con unos primeros 20 minutos brutales, que acaparan irremediablemente la atención del espectador. Esto es indudable. Gerard Butler hace un buen trabajo y Jamie Foxx tampoco hace el peor. No se trata de unas interpretaciones fabulosas pero sí bastante correctas dentro del film. La historia se sigue con interés, debo decir que seguí gran parte de ella disfrutando de las tropelías de nuestro protagonista.

Otra cosa es ya la credibilidad. El gran punto débil del conjunto, y el más atacado en otras críticas. Es evidente que son escasamente creíbles gran parte de los hechos que se narran (otros no tanto) pero lo que sí es cierto es que yo voy al cine para disfrutar y pasar un buen rato. Un ciudadano ejemplar consiguió eso, y para mí ya es suficiente.
Porque cualquiera disfrutaría de la venganza de un hombre al que le han quitado todo debido a un sistema corrupto. Este es otro punto a destacar, la feroz crítica al sistema. El sistema no funciona. El sistema está averiado y un perjudicado por el mismo se decide a tomar la justicia por su mano. Seguramente desearíamos hacerlo todos, quizá no hasta el punto del personaje de Butler. Y es que 10 años dan para trazar un plan casi perfecto en el tiempo. La venganza, se sirve fría.

Lástima que un final no demasiado acorde con todo lo acontecido, (aunque un final necesario para lo políticamente correcto) eche por tierra la interesante aunque nada original propuesta del director.

Personalmente, creo que todo debería haber volado por los aires. Llámenme exagerado, pero es lo que me pedía el cuerpo. Y es que cuando la justicia se te ríe en la cara, quizá llega la hora de aplicar la ley del talión por triplicado. Es evidente que hasta este punto simpatizo con el personaje de Butler.

En definitiva, interesante thriller que sin ser el colmo de la originalidad sí sabe entretener. Y es que
tampoco hay que pedir peras al olmo, como bien reza el refranero español.

Lástima de final. Pero como dije antes, es una cinta yanki. Y la bandera de la justicia debe ondear por aquellos lares. Por lo demás, un ejemplar sistema de entretenimiento.