Marc Webb, especializado en vídeos musicales, y que en su debut había demostrado mucho talento, ha rodado una decepcionante historia dramática, cercana al telefilm, al menos en su primera mitad, y que funciona mejor en las escenas en las que no aparece Chris Evans, un decente actor para películas de acción pero bastante limitado para interpretar a Frank, un soltero que tiene que asumir el cuidado de su sobrina Mary después del fallecimiento de su madre.
La película reúne todos los tópicos de una historia dramática convencional e ideal para el disfrute del gran público que conecta con este tipo de historias en las que no tiene que pensar y que evolucionan con pocos giros. Para un amante del género, que disfruta con los grandes melodramas, y que en los últimos años cada vez se estrenan menos historias dramáticas decentes, en especial en el cine norteamericano, la película ha sido una gran decepción sobre todo teniendo en cuenta que el planteamiento inicial daba para mucho más y a la presencia de algunos secundarios de lujo, que en esta cinta son los que terminan salvando el proyecto, junto al papel de la niña de 11 años recién cumplidos interpretada por McKenna Grace y que no es una novata en el mundo televisivo y cinematográfico ya que lleva trabajando desde que tenía 7 años y si no se estropea tiene un futuro prometedor.

El planteamiento del tío que se tiene que encargar del cuidado de su sobrina parece bastante recurrente en los últimos años y como ejemplo dos películas de 2015 y 2016 respectivamente estrenadas en este año en España, y que son dos notables películas con un guión mucho mejor trabajado que esta cinta dirigida por Marc Webb, y me refiero a "Entre los dos" y "Manchester frente al mar".
La historia comienza con la decisión de Frank Adler ( Chris Evans ) de llevar a su sobrina al colegio, pese a la oposición de su amiga y vecina Roberta ( Octavia Spencer ) y de Evelyn ( Lindsay Duncan ), la abuela de la pequeña y madre del protagonista.
Posteriormente descubrimos que Mary es una niña especial, y tiene un don como dice el título, ya que es una superdotada en el campo de las matemáticas, al igual que era su madre, y en sus primeros días en la escuela llama la atención por ser demasiado lista, y así se ganará las enemistades de profesores y alumnos al considerarla en el primer momento una prepotente, hasta que se dan cuenta que tiene una destreza natural por los números y que es una genio en las matemáticas. El planteamiento inicial parece interesante, pero durante la siguiente hora el proyecto reune todos los clichés tan habituales de los melodramas familiares televisivos, que podemos disfrutar un día festivo después de comer, con la típica fotografía poco trabajada, una música bastante plana y sobre todo un desarrollo lineal, sencillo y que va sumando algunas complicaciones a la vida de ese soltero y de su sobrina, pero que tampoco se salen de los tópicos del cine sencillo y asequible al gran público, pero poco apetecible al cinéfilo más exigente.
Entre los temas que se abordan en esa hora inicial encontramos: los conflictos familiares, el carácter mujeriego del protagonista, una vecina que intenta ayudar a la niña y a su tío, y sobre todo la lucha por la custodia legal de la niña pensando en intereses económicos y nunca en el interés de la menor.

Es verdad que la película mejora bastante en esa parte central, sobre todo cuando llegan las escenas del juicio, que tampoco es que sea un proceso que dure muchos minutos ni está a la altura de otros grandes pleitos que hemos visto en los últimos años, pero al menos nos ofrece el duelo interpretativo de la película, el que tiene lugar entre la veterana Lindsay Duncan ( Evelyn, la abuela de la niña ) y el menos conocido Glenn Plummer, aunque lleva 30 años trabajando en papeles secundarios en cine y televisión ( Greg, el abogado de Frank Adler ). Esos minutos de debate en el tribunal tienen las frases más ingeniosas de la película, y al mismo tiempo nos ofrece un duelo interpretativo de calidad.
En el caso de Lindsay Duncan su personaje tiene mucho más recorrido, y ya había aparecido con anterioridad en escenas claves, y es lo mejor de la película, ya que consigue un cambio de registro según la circunstancia, desde una abuela adorable que parece que intenta buscar lo mejor para su nieta terminando y que termina siendo un ser malo que busca más el interés personal que el bien de la menor. Un gran trabajo de la actriz escocesa. Mckenna Grace lo hace bastante bien en el papel de la niña protagonista.
Octavia Spencer no lo hace mal, pero su actuación vuelve a ser calcada a la de sus anteriores trabajos, y según pasan los años y la veo en una nueva aparición en la gran pantalla no dejo de recordar su personaje de Minny en "Criadas y señoras ( 2011 )" que tanto me gustó, y sus gestos en sus trabajos posteriores me parecen en algún caso fuera de lugar, sobre todo en "Figuras ocultas ( 2016 )", por la que estuvo nominada al premio Óscar como actriz de reparto, y en esta película. Su personaje es Roberta Taylor, la vecina de Frank, y que se queda algunas noches con la pequeña para cuidarla y jugar con ella, mientras su padre está en un pub o ligando con alguna mujer.
La película no aburre y creo que puede gustar tanto al gran público como al público medio que no busquen películas con escenas de acción, y sobre todo al femenino porque se saben meter mejor en este tipo de historias melodramáticas que los hombres, que normalmente no somos tan sensibles como las mujeres.

LO MEJOR: Algunos diálogos durante el juicio entre los personajes interpretados por Lindsay Duncan y Glenn Plummer.
LO PEOR: No funciona como historia dramática.

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